Lo que Aragón pudo ser, y no fue

El origen de Aragón se remonta al siglo IX. Con el avance de las tropas musulmanas y la ocupación de la Península Ibérica los carolingios necesitan proteger su frontera al sur. Designan en el año 802 como jefe militar a Aureolo, natural de esta zona. El territorio del cual estaba encargado correspondía a los valles de Echo, Ansó y Canfranc, surcado por los ríos Aragón y Aragón Subordán. Se le atribuye el título de primer conde de Aragón, aunque las escasas fuentes escritas no aseguran un auténtico dominio jurisdiccional sobre esta zona. Su muerte en el año 809 fue aprovechada por los musulmanes para recobrar plazas fuertes. Entonces fue designado por los reyes francos el conde Aznar I Galíndez. En el año 820 fue depuesto por su yerno, convirtiéndose García Galíndez en el nuevo conde de Aragón. Con este cambio se produjo un desvinculamiento con los francos y un acercamiento al Reino de Pamplona. Hasta 1035 Aragón y Pamplona estuvieron unidos. A la muerte de Sancho III el Mayor en ese año, su hijo Ramiro I toma las riendas del condado de Aragón. Con la muerte de su hermanastro en 1045 se añadieron los condados de Sobrarbe y Ribagorza. Con esta incorporación se le considera el primer rey de Aragón.
Aragón fue creciendo avanzando hacia el sur. Ramiro I estableció la capital del reino en Jaca, siendo su fillo* el que le dotara de fueros y estableciese la sede episcopal. Su sucesor, Pedro I de Aragón fue el encargado de tomar Huesca tras la batalla de Alcoraz en el año 1096. El hermano del mismo, Alfonso I el Batallador tomó la importante ciudad de Saraqusta, convirtiéndose Zaragoza en la nueva capital del reino de Aragón en 1118. Este rey consiguió grandes avances en el territorio, doblando la superficie conquistando no solo territorios de la actual Comunidad Autónoma sino también de las actuales provincias limítrofes de Soria, Guadalajara, Tarragona y Castellón. Su ambición le llevó a realizar incluso una incursión de un año en tierras musulmanas llegando a Granada y Málaga, volviendo con mozárabes necesarios para la repoblación de las nuevas tierras aragonesas. Su muerte sin descendencia supuso una etapa de inestabilidad política, obligando a su hermano Ramiro II el Monje a reinar. Se perdieron parte de las tierras ocupadas. Tras el nacimiento de su hija Petronila y el emparentamiento de ella con Ramón Berenguer IV se consiguió continuar el avance militar sobre Al-Andalus. El hijo de ambos, Alfonso II de Aragón toma el castillo de Villel y toda la ribera del Guadalaviar en 1180, completando la toma de todas las tierras que forman parte de la actual Comunidad Autónoma de Aragón.

*Fillo: Hijo.

El Reino de Aragón y el condado catalán fueron el germen de la futura Corona de Aragón, a los que se añadieron por la conquista de los territorios musulmanes los Reinos de Valencia y Mallorca, lo que limitaron su crecimiento territorial del reino aragonés por su parte más oriental. Más tarde se incorporaron los Reinos de Sicilia, Córcega, Nápoles y los ducados de Atenas y Neopatria, llevando a su máximo apogeo esta expansión marítima. Durante los siglos en los que se fueron forjando los territorios del actual Aragón las fronteras fueron fluctuando producto de las continuas luchas con los reinos cristianos de Navarra y Castilla, así como con las taifas musulmanas. Pero hay muchos territorios que actualmente no forman parte de Aragón, que en su día lo fueron y que por diversas circunstancias dejaron de serlo.

Condado de Ribagorza

Con respecto al Condado de Ribagorza, éste pasó a manos de Sancho III el Mayor de Pamplona en el año 1018. Su hijo Gonzalo lo recibe en herencia en 1035, y diez años después tras su muerte este condado junto con el de Sobrarbe pasan a su hermano Ramiro, dando lugar al Reino de Aragón. Incluían los territorios formados por los valles del Ésera, Isábena y Noguera Ribagorzana, que se corresponden más o menos con las actuales comarcas de Ribagorza en Aragón, y Alta Ribagorza en Cataluña. Así se mantuvieron (con excepción de algunos pequeños periodos) hasta el establecimiento definitivo de la frontera entre Aragón y Cataluña mediante el río Noguera Ribagorzana en el año 1322.

Valle de Arán

Antes de la formación del reino de Aragón, el valle de Arán estaba vinculado al Condado de Ribagorza. Con la creación del reino este valle se incorporó a los dominios de Ramiro I. Precisamente en el ejercicio de su reinado Pedro I de Aragón falleció en 1104 en el valle de Arán. Durante los siglos XII y XIII el valle pirenaico cambió de manos entre los condes de Bigorra, condes de Cominges y los reyes de Aragón. Entre 1298 y 1313 fue integrado provisionalmente en el reino de Mallorca. En ese último año fue reintegrado al reino de Aragón por Jaime II el Justo, dotándolo de instituciones propias. Tras el Compromiso de Caspe, en 1412, la Generalitat de Cataluña emitió un decreto que lo incorporaba al Principado de Cataluña. Después de tres siglos de pertenencia a Aragón de forma no continuada el valle de Arán dejó de serlo.

Reino de Pamplona

El rey Sancho Garcés IV de Pamplona, hijo de Sancho III el Mayor, fue asesinado en 1076 durante una cacería, siendo arrojado a un precipicio en Peñalén por su hermano Ramón. Ante el vacío de poder Castilla y Aragón aprovecharon la situación para ocupar su territorio. El rey castellano tomó lo que ahora es el País Vasco y La Rioja. El rey aragonés Sancho Ramírez ocupó la mayor parte de las tierras de la actual Comunidad Foral de Navarra, proclamándose rey de Pamplona alegando derechos dinásticos con el visto bueno de la nobleza navarra. En 1087 Sancho Ramírez firmó varios tratados con Alfonso VI sobre las fronteras entre Navarra y Castilla para asegurarse un frente ante la presencia almorávide. Con ello se quedó el aragonés sólo con el Condado de Navarra, que comprendía Tafalla, Estella y Pamplona. Durante cincuenta y ocho años estos territorios permanecieron vinculados a Aragón. La muerte de Alfonso I el Batallador sin sucesor deja el reino en manos de las órdenes militares. Los nobles navarros deciden investir como rey de Pamplona a García Ramírez el Restaurador en 1134, dejando de ser aragonesas las tierras navarras.

Navarra, La Rioja y Soria

Con el avance imparable de las tropas de Alfonso I el Batallador, siendo rey de Aragón y Pamplona, fueron conquistadas tierras a los musulmanes pertenecientes actualmente al sur de Navarra, La Rioja y Soria. Entre 1109 y 1114 Soria fue repoblada por el rey aragonés. Un año después de la toma de Zaragoza, fueron reconquistadas a los musulmanes las localidades de Tudela, Ágreda y Alfaro. Tudela fue tomada el 1 de agosto de 1119. Se permitió a musulmanes y judíos mantener sus dreitos* y religión con la condición de trasladarse a vivir a extramuros de la ciudad. Ágreda fue tomada en 1119 por tropas aragonesas y francesas lo que dio lugar a una repoblación con los cruzados franceses. Alfaro también fue tomada por el rey aragonés, reconstruyendo las murallas y haciendo un primer reparto de aguas. Hacia el año 1129 conquista el valle alto del Jalón, con la localidad de Medinaceli.

*Dreitos: Derechos.

Estas tierras fueron reconquistadas en nombre del Reino de Aragón, pero sólo fueron aragonesas durante unos años. Se perdieron definitivamente con motivo de la muerte de Alfonso I el Batallador. Entonces el reino de Pamplona que se disgregó de nuevo y la tensión fue aprovechada por Alfonso VII para engrosar el resto de estas tierras al reino de Castilla.

Molina de Aragón

También Alfonso I el Batallador reconquistó tierras de Guadalajara en su avance contra los sarracenos. En el año 1129 tomó la importante plaza de Molina de Aragón, aunque estas tierras fueron repobladas por los castellanos. Las disputas entre ambas reyes por este territorio se solucionaron aceptando la creación del señorío de Molina. Su regente, Manrique Pérez de Lara, hizo de mediador sellándose la concordia de Carrión en 1137. Fue independiente de Castilla y Aragón durante siglo y medio y poseyó fuero propio. A partir de 1321 pasa a formar parte de la Corona de Castilla. Durante la guerra de los Pedros, entre Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla, fallece el rey castellano en 1369. Enrique de Trastámara le sucede y decide entregar el señorío de Molina al monje francés Bertrand du Guesclin. Los molinenses no aceptaron a su nuevo señor y se entregaron a Pedro IV de Aragón. Durante seis años perteneció a Aragón, volviendo de nuevo al poder castellano en 1375 con la firma de la Paz de Almazán. Con motivo de este periodo de la historia de Molina de los Caballeros pasó a llamarse Molina de Aragón, así hasta nuestros días.

Marquesados de Tortosa y Lérida

Tras la muerte de Alfonso I el Batallador sin descendencia su testamento otorgaba el reino a las Ordenes de los Templarios, Hospitalarios y del Santo Sepulcro de Jerusalén. Los nobles aragoneses llegaron al acuerdo de que reinase su hermano Ramiro II el Monje. Con el nacimiento de su hija Petronila de Aragón en 1136 se garantizaba la sucesión dinástica. Un año después se decidió el casamiento con Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona, que se hizo cargo del gobierno del reino como Príncipe de Aragón. Éste reanuda las conquistas militares de tierras musulmanas. El enlace matrimonial se formalizó en 1150, al cumplir Petronila los 14 años.

Ramón Berenguer IV conquistó las plazas de Tortosa, Lérida y Fraga, ésta última donde fracasó Alfonso I el Batallador. El objetivo era unir el Reino de Aragón con el Condado de Barcelona. Tortosa fue tomada en 1148. En el asedio participaron tropas aragonesas y catalanas, a las que se sumaron una flota fluvial con contingentes de Montpellier y Génova. Con los nuevos territorios se creó el Marquesado de Tortosa. Un año después, el 24 de octubre de 1149 cayeron las plazas de Fraga y Lérida, en el mismo día. La ciudad de Lérida fue tomada por las tropas de Ramón Berenguer IV y el conde Ermengol VI de Urgell. Con ello se creó el Marquesado de Lérida con la ciudad y las tierras limítrofes conquistadas.

El motivo de la creación de ambos marquesados se debe a la situación geográfica, en territorios que estaban en la frontera del reino (marca del reino). No se dejó claro con la conquista de ambas zonas si éstas formaban parte del Reino de Aragón o del Condado de Barcelona. Tampoco ni las tropas que participaron en la conquista de cada ciudad ni el origen de gente que las repobló clarifican una posesión clara. Por ello simplemente fueron un territorio conquistado más, bajo el título de un marquesado. Ramón Berenguer IV a partir de entonces se convierte en Conde de Barcelona, Príncipe de Aragón y Marqués de Tortosa y Lérida.
Después se sucedieron las disputas entre aragoneses y catalanes por los nuevos territorios, solicitados desde las cortes de ambos territorios interpelando a los respectivos reyes, que adoptaron las diferentes imposiciones según las circunstancias políticas. Así se puede decir que la frontera entre Aragón y Cataluña fluctuó entre los ríos Cinca y Segre. En el año 1300 Jaime II aprobó en las Cortes celebradas en Zaragoza la pertenencia a Aragón del antiguo Condado de Ribagorza, incluidas las tierras catalanas, mientras Fraga se mantuvo en manos catalanas. En el año 1322 se estableció definitivamente la frontera mediante el río Noguera-Ribagorzana. En cuanto a Fraga, a pesar de la complejidad de los documentos se puede considerar que pasó a manos aragonesas a lo largo del siglo XIV.

Occitania

Al otro lado de los Pirineos se encontraba un vasto territorio conocido como Occitania y que se corresponde en gran parte con la actual región de Mediodía francés. Estas tierras estuvieron divididas en multitud de condados y vizcondados interrelacionados por multitud de acuerdos feudales entre los que se firmaban alianzas según los intereses del momento. Tras la unión de los territorios aragoneses y catalanes, en el siglo XII, la Corona de Aragón tuvo en crecimiento espectacular. Al norte de la coordillera pirenaica ambos tenían vasallos gracias a los enlaces matrimoniales que se habían llevado a cabo. Alfonso II de Aragón poseyó los condados de Rosellón y Provenza. Además buena parte de los condes y señores de la Occitania eran vasallos suyos. Su hijo, Pedro II de Aragón, mantuvo la influencia y posesiones al otro lado de la cordillera pirenaica. Se casó con María de Montpellier incorporando este señorío a la Corona de Aragón. En el siglo XIII toma fuerza la llamada herejía cátara, conociéndose sus seguidores como albigenses (de la ciudad Albí perteneciente a los condes de Tolosa). El papa Inocencio III denunció esta situación y como no se resolvió animó a los reinos cristianos a acudir en una cruzada contra Toulouse. Esta situación es aprovechada por Felipe II de Francia para avanzar hacia el sur de Francia. Las partes se enfrentaron en la batalla de Muret en el año 1213. Al otro lado estaban Pedro II de Aragón, apoyado por sus vasallos y aliados Raimundo VI de Tolosa, Bernardo IV de Cominges y Raimundo Roger de Foix. El triunfo de las fuerzas francesas dejó numerosas bajas en las tropas aragonesas y occitanas, entre ellas la muerte del rey aragonés. A partir de este momento la expansión aragonesa se dirigió hacia Valencia y las Islas Baleares.

Reino de Valencia

Los inicios del reinado de Jaime I el Conquistador fueron complicados con la nobleza aragonesa. En el año 1224 los nobles lo llegaron a encarcelar. Un nuevo alzamiento tuvo que solucionarse con la intervención del obispo de Tortosa y la firma de la Concordia de Alcalá en 1227 que apaciguó a nobles y obispos. Al mismo tiempo que los nobles catalanes solicitaron la toma de Mallorca, los aragoneses pidieron al rey la toma de las tierras valencianas en una reunión en Lérida. En el año 1231 el noble Blasco de Alagón y Hugo de Folcalquier, maestre de la Orden Militar del Hospital se reunieron en Alcañiz para diseñar el plan de ataque. En 1232 se toma el importante bastión de Morella. Un año después cayeron Burriana, Peñíscola y Castellón. Finalmente en el año 1238 tuvo lugar la capitulación de la ciudad de Valencia. Avanzaron las tropas aragonesas hacia el río Júcar tomando Alcira en 1242. Desde 1243 a 1245 se alcanzaron los límites firmados entre el Alfonso X de Castilla y Jaime I el Conquistador. En el Tratado de Almizra de 1244 se marcó la línea entre Biar y Villajoyosa como límite entre Aragón y Castilla para las tierras tomadas a los musulmanes.
Sin embargo la ansiada oportunidad histórica de poder ampliar el Reino de Aragón hasta el mar Mediterráneo fue truncada por Jaime I el Conquistador. Su decisión de crear el Reino de Valencia con las nuevas tierras conquistadas provocó fuerte indignación entre la nobleza aragonesa. Primero les otorga el Fuero de Aragón y finalmente en 1239 se elaboró la primera redacción de los Fueros de Valencia, lo que supuso la existencia legal del nuevo reino con un marco jurídico y legislativo propio.

Desde el siglo XV Aragón quedó delimitado por unas fronteras que prácticamente no han variado hasta nuestros días. Un territorio perfectamente definido desde hace más de seis siglos, y que surgió como reino independiente en el siglo XII. Un historia escrita y documentada que convierte a nuestra tierra en uno de los estados más importantes y con mayor historia de toda Europa.

Petilla de Aragón, de Navarra por una deuda no saldada

En el extremo noroccidental de Aragón, es decir, en la parte superior izquierda del mapa, aparecen dos pequeños puntos que corresponden a Petilla de Aragón. Su peculiaridad radica en que se trata de un municipio navarro rodeado de tierras aragonesas. El término municipal tiene una superficie de 27,55 km2, y está compuesto por dos islas: la principal donde se emplaza el pueblo y otra menor conocida como Baztán de Petilla o Los Bastanes. A la de mayor tamaño se accede por una única carretera de acceso que parte de Navardún. Está surcada por el barranco de la Rinconera, afluente del río Onsella, por cuya parte baja se introduce la carretera. El casco urbano se emplaza a unos 17 kilómetros de Sos del Rey Católico, en una ladera a media altura. El territorio que lo circunda esta formado por laderas escarpadas cubiertas de arbolado, sin apenas espacio para las tierras de cultivo. Como divisoria al sur se alza una pequeña cordillera coronada por molinos eólicos y cuyo punto más elevado es el monte Selva con 1159 metros de altitud.  vistageneral_petillaaragon

Con respecto al término de los Bastanes, se accede a éste desde la carretera que une Uncastillo con Sos del Rey Católico, a unos 11 kilómetros de éste último. Una pista surca el barranco de Bastanes, mucho menos agreste que el anterior.

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Su escudo heráldico usado desde el año 1953 demuestra la situación del municipio entre Aragón y Navarra. Representa el escudo de Aragón, con las armas de Navarra superpuestas en su parte central. Petilla perteneció a Aragón hasta el siglo XIII. Entonces tuvo lugar el hecho que marcó su historia. El rey Pedro II de Aragón pidió un préstamo de 20.000 maravedíes al rey navarro Sancho VII El Fuerte. A cambio dejó como señal los castillos de Peña, Gallur, Ascó y Petilla. Las tierras y posesiones se quedaron en manos de Ximeno de Rada hasta que los aragoneses no devolviesen la deuda contraída con un plazo de veinte años. Jaime I El Conquistador no pudo devolver el préstamo, y en 1231 Petilla pasó a formar parte del reino de Navarra. En el año 1312 Aragón intenta recuperar por la fuerza el enclave. Los habitantes aguantaron el asedio y con la ayuda de los de Sangüesa consiguieron repeler el ataque. Fueron recompensados por su fidelidad como navarros por el rey Carlos II de Navarra con la reducción de impuestos. A lo largo de la historia Petilla de Aragón siempre ha mantenido sus privilegios necesarios por su condición geográfica y administrativa, perteneciente a Navarra, pero aislada en territorio aragonés. Sin ellos hubiera sido inviable el mantenimiento del asentamiento. Aún así la peor situación se ha dado en los últimos siglos. Petilla de Aragón ha sufrido un descenso demográfico alarmante, pasando de los 662 habitantes en 1860 a los 35 censados en el año 2014. En los últimos años la población se ha estabilizado a la vez que se han realizado mejoras notables en las infraestructuras de la población.

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El hecho más notable en la historia reciente de la población fue el nacimiento de su más ilustre vecino, Don Santiago Ramón y Cajal. Sin embargo este hecho fue puramente accidental. Su padre Justo Ramón Casasús era natural de Larrés, población cercana a Sabiñánigo. Tuvo que ayudar a sus padres desde pequeño y con tan sólo 16 años, se desplazó a Javierrelatre donde se puso a trabajar como aprendiz de un cirujano. Este primer contacto con la medicina marcó la trayectoria profesional para toda su vida. Completó sus estudios en Zaragoza y Barcelona regresando a su población natal. En 1849 se casa con Antonia Cajal y la pareja se establece en Petilla de Aragón, donde Justo consiguió plaza de merico*. En esta localidad navarra es donde tendrán a su primer hijo, el 1 de mayo de 1852. Santiago residió en su población natal tan sólo 17 meses, ya que en octubre de 1853 la familia regresa a Larrés donde Justo trabaja durante dos años. En este periodo nace su hermano Pedro. Después se trasladan a Luna, en la provincia de Zaragoza; y más tarde a Valpalmas, donde nacerán sus hermanas Pabla y Jorja. Tras sacarse el título de Medicina y Cirugía en Madrid solicita el partido médico de Ayerbe. Se lo conceden y se trasladan a vivir a esta localidad de la provincia de Huesca. Finalmente la familia Ramón y Cajal se traslada a Zaragoza en 1870 donde Justo obtiene el puesto de médico de la Beneficencia Provincial y el cargo de Profesor Interino de Disección en la Universidad de Zaragoza.

*Merico: Médico.

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Santiago Ramón y Cajal tuvo una personalidad muy despierta en sus primeros años de vida. Activo, ingenioso y asombrado por los espectáculos de la naturaleza y los nuevos avances de las ciencias. A ello se unía una intensa afición a la lectura y una gran capacidad para el dibujo y la pintura. Su padre, muy estricto y pragmático, ejerció una notable influencia para que estudiase Medicina. En 1869 obtuvo su título de bachiller y se trasladó a Zaragoza. Al año siguiente comenzó sus estudios universitarios de Medicina, licenciándose en 1873. Entre 1887 y 1903 lleva a cabo sus más espectaculares descubrimientos sobre las estructuras nerviosas. Precisamente su “año cumbre” fue 1888, demostrando por primera vez la relación de contigüidad y no de continuidad entre las células nerviosas. Desde entonces se sucedieron premios y reconocimientos nacionales e internacionales. Santiago Ramón y Cajal recibe en 1906 el Premio Nobel de Medicina por sus investigaciones sobre la fisiología de las células nerviosas. Durante toda su vida se dedicó a la investigación, así como la formación de sus continuadores. Su figura representa la cota más alta alcanzada por la ciencia española.

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Ramón y Cajal se consideró siempre aragonés. Se trasladó a tierras aragonesas ya de muy niño, y toda su infancia está íntimamente ligada a la tierra y al carácter aragonés. Se educó y realizó sus estudios superiores en Aragón. A todo ello se añade la procedencia de sus padres, que lo vincularon afectivamente para siempre con su tierra de adopción. En su libro “Páginas de mi vida” relata la única visita que realizó a su pueblo natal. Lo describe como “uno de los pueblos más pobres y abandonados del Alto Aragón, sin carreteras ni caminos vecinales que lo enlacen con las vecinas villas aragonesas de Sos y Uncastillo”. El viaje de tres etapas le condujo a Jaca y después a Berdún y Tiermas. Su última etapa sobre un macho* le permitió llegar a la “aldehuela humilde donde nací”, de la cual no tenía recuerdo alguno. A pesar de que pensaba que nadie le conocería una anciana al llegar lo identificó por el parecido con su padre. Y el cura y los representantes municipales le esperaban en la plaza ya que habían barruntado su visita. La hospitalidad de sus paisanos hizo agradable su breve estancia. Le llevaron a ver las ruinas el castillo, los bosques de la sierra y la ermita donde le agasajaron con una merienda. También le enseñaron la casa donde nació “fábrica ruinosa casi abandonada, albergue hoy de gente pordiosera y trashumante”. “Al despedirme de los rudos pero honrados montañeses, mis paisanos, oprimióseme el corazón: había satisfecho un anhelo de mi alma, pero llevábame una gran tristeza. Cierta voz secreta me decía que no volvería más por aquellos lugares; que aquella decoración romántica que acarició mis ojos y mi cerebro al abrirse por primera vez al espectáculo del mundo no impresionaría nuevamente mi retina; que aquellas manos de ancianos, ennoblecidas con los honrosos callos del trabajo, no volverían a ser estrechadas con efusión entre las mías”.

*Macho: Mulo.