En una de mis aventuras urbanas visité una exposición en Zaragoza en la que aprendí muchas cosas que desconocía sobre mi tierra. Lo que en un principio parecía un catálogo de obras de arte de diferentes estilos se convirtió en un apasionante viaje al pasado reciente de Aragón. Como fruto de mi visita también pude extraer paralelismos muy interesantes con la situación actual. Tras descubrir la revolución social y económica llevada a cabo por sus impulsores en aquella época queda de manifiesto que hoy en día necesitamos gente como aquella, con una verdadera implicación para levantar Aragón. La Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País se fundó el 1 de marzo de 1776. Nació bajo el influjo de la Ilustración y su objetivo era claro: fomentar el conocimiento y el desarrollo de las fuentes de riqueza de Aragón. Este grupo de personas que se dedicó en cuerpo y alma a esta ingente labor tenía un claro sentido patriótico. Y así quedó reflejado en su escudo, en el cual aparece en el espacio central el legendario árbol del Sobrarbe donde figura su lema «Florece fomentando».
Sus creadores no eran exclusivamente gente de la nobleza, ya que apenas suponía el 11% de sus miembros fundacionales. En ella había principalmente clérigos, funcionarios y profesionales liberales que trabajaron en los diferentes aspectos de la economía. Su ámbito de actuación era el territorio aragonés, y no solamente la capital aragonesa, ya que sólo un tercio de sus fundadores vivían en Zaragoza. Un grupo de ilustrados que se puso a trabajar a fondo con el fin de sacar a Aragón del retraso que padecía, esquivando la desigualdad social que imperaba en la época. Entre los que formaron parte de esta sociedad estaban Francisco de Goya (ilustre pintor aragonés), Francisco Loscos (farmacéutico turolense clave en la botánica europea del siglo XIX), Florencio Jardiel (impulsor de numerosos y variados proyectos), Josefa Amar y Borbón (feminista adelantada a su época) o Ramón de Pignatelli (uno de los aragoneses más importantes del siglo XVIII, artífice del Canal Imperial de Aragón e impulsor de la plaza de toros de Zaragoza, y con ella el Hospicio Pignatelli y la Real Casa de Misericordia). Y de esta manera llega el primer paralelismo con la actualidad, ya que éste podría compararse con el movimiento ciudadano que ha surgido en nuestros días. Sus enemigos fueron el poder establecido de los gobernantes de la época, que nada tenía que ver el sistema democrático actual, pero que de igual manera estaba muy alejado de la realidad social. Y cómo no la Iglesia Católica, que tan reacia ha sido siempre a los cambios y entonces a la pérdida de su poder dentro de aquella sociedad. Ahora la situación económica es igualmente preocupante y desigual en la sociedad, y los enemigos no son otros que algunos de nuestros políticos, los cuales se agafan* a su cargo, sueldo y privilegios, dejando de lado su verdadera vocación de servicio a la sociedad.
*Agafar: Aferrar.
La Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País se rodeó de gente experta y muy implicada. En los 32 primeros años de existencia sus socios celebraron 1.565 reuniones de trabajo, una muestra de su compromiso con la sociedad aragonesa. Una de sus primeras labores fue realizar documentos exhaustivos de la situación económica real de múltiples lugares de la geografía aragonesa para comenzar a diseñar las líneas de actuación. Como la mentalidad económica no era un saber que se enseñara todavía en la universidad crearon entre los años 1778 y 1785 escuelas de agricultura, matemáticas, economía civil y comercio (la primera de España), dibujo, flores a mano, filosofía moral y derecho público. En el año 1792 impulsaron la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis. Y en 1800 el Real Montepío de Labradores del Arzobispado de Zaragoza.
El trabajo desarrollado por esta sociedad fue amplísimo y apenas conocido. En el terreno agrícola, a través de su escuela, publicaron libros y folletos para los agricultores con el objeto de mejorar la producción, enseñándoles nuevas técnicas y recomendando los cultivos más adecuados a sus tierras. También publicaron instrucciones para mejorar el vino y desarrollaron nuevas técnicas para la depuración del aceite de oliva. Apoyaron la construcción del Canal Imperial de Aragón, como obra fundamental para el desarrollo de regadíos en la margen derecha del río Ebro. Respecto a la industria impulsaron nuevos sistemas de obtención de acero, así como mejores técnicas de hilado de seda. Y trabajaron también para fomentar la mejora de comunicaciones, básicas para desarrollar el comercio y las exportaciones, entre ellas la conexión ferroviaria con Francia a través del túnel de Canfranc. Un trabajo altruista y comprometido con su tierra, que ahora desarrollan nuestras instituciones, un nuevo paralelismo con la actualidad. La social siempre fue una de las líneas de trabajo fundamentales y trabajaron por reducir la pobreza creando una Junta de Caridad que canalizaba las limosnas, abrieron escuelas que daban pequeñas cantidades de dinero a los hijos ofreciendo además trabajos a las mujeres de los jornaleros. También se dedicaron a analizar manantiales de aguas minerales y se construyó un jardín botánico en Zaragoza donde se cultivaban plantas medicinales.
Pero su capacidad como motor de desarrollo no sólo quedó aquí. En el año 1876 la sociedad creó la Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Su objetivo era el préstamo de créditos con el fin de empentar* el desarrollo de la sociedad. La heredera a día de hoy de aquella caja es Ibercaja, que aunque tenga el mismo objetivo que en su origen, está muy alejada del beneficio social con el que se creó el Monte de Piedad. En la actualidad, como el resto de entidades bancarias sólo se preocupan por su beneficio empresarial, recortando su obra social día tras día. Además muchas de sus acciones sociales les permiten efectuar desgravaciones tributarias muy sustanciosas. Otro paralelismo más entre uno de los logros de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y nuestros días. También organizaron dos exposiciones en Zaragoza, en 1868 y 1885, con el fin de ofrecer una visión industrial y agrícola de la ciudad. Participaron en la Exposición Hispano-Francesa de 1908 en conmemoración del centenario de los Sitios de Zaragoza, y que además sirvió para divulgar el progreso económico de la región aragonesa. Y en el año 1934 promovieron la creación de la Feria de Muestras de Zaragoza, que en el año 1941 materializó un espacio ferial propio frente al parque José Antonio Labordeta.
*Empentar: Impulsar.
Es imposible resumir en unas pocas líneas la trayectoria de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y su influencia sobre la economía aragonesa desde su creación. Mucho les debemos a aquellos ilustrados que pusieron todo su empeño en mejorar nuestra sociedad, y que apenas han tenido como reconocimiento la medalla de las Cortes de Aragón. Merecen un máximo reconocimiento a nivel social y la organización la exposición que visité supone un granito de arena, aunque sería necesario mucho más para dignificar y reconocer su labor por parte de las instituciones aragonesas.