Tras los pasos de San Úrbez

La devoción a San Úrbez en el Altoaragón desde su paso por estas tierras en el siglo VIII se ha mantenido hasta nuestros días. Numerosas son las ermitas y advocaciones religiosas de este santo de origen francés. En la actualidad también hay un resurgimiento en torno a su figura retomando el itinerario vital de su vida en la provincia. A finales de año 2013 se publicó el libro “El Camino de San Úrbez” gracias al trabajo de Óscar Ballarín y Arturo González. En él se realiza una descripción detallada de los senderos que unen los lugares donde dejó su huella este santo de origen francés, y que aparecen también ligados a las peregrinaciones, en especial a los romeros de Albella. La ruta urbeciana enlaza el Cañón de Añisclo con Huesca capital y cuenta con un recorrido de 92 kilómetros. El trazado se divide en seis etapas debido a su longitud. De San Úrbez, donde enlaza con la GR-15, hasta Buerba la primera. La segunda termina en Albella. La tercera alcanza Laguarta, en la Guarguera. Al valle de Nocito llega la cuarta etapa. En la quinta se llega a Chibluco y la sexta etapa se alcanza Huesca.

Óscar y Arturo han completado su trabajo durante años siguiendo la racada* del santo ermitaño editando otro libro, “A pies descalzos”. A través de sus páginas ofrecen el resultado de la investigación en torno a la vida de San Úrbez y de su devoción. Una árdua tarea en la que también ha colaborado mucha gente. Pero con la publicación de los dos libros el trabajo no se detiene ya que la pretensión es poner en valor la vida de San Úrbez a través de la creación del itinerario propuesto. Y para ello también tienen un portal en internet http://www.apiesdescalzos.es. Como culminación de sueños y trabajos de mucha gente, de manera física o intelectual, se culminaron los trabajos de acondicionamiento del sendero de gran recorrido GR-268 a finales de 2019. Las obras han sido posibles gracias a la profesionalidad de empleados e ingenieros de Prames, cuya ejecución ha sido sobresaliente, con la financiación de la administración. En la señalización figura el relieve de la pila bautismal de San Úrbez de Nocito, el mismo que ya usaron los autores del proyecto bibliográfico. Una nueva opción senderista en Aragón que rescata la memoria etnológica de la devoción a un santo, uno de los de mayor tradición montañesa durante siglos.

*Racada. Estela, huella.

San Urbicio, conocido en Aragón como San Úrbez, nació en Burdeos a principios del siglo VIII. Su madre influyó determinantemente en la educación cristiana de su hijo. Cuando tenía quince años una guerra entre los aquitanos y los gallegos del Sil arrebata la libertad a la familia, y obliga a ser trasladados a la madre y el hijo a la fuerza a Galicia. En este periodo y con el avance de los musulmanes esta zona es conquistada, y San Úrbez y su madre pasar a ser propiedad del cabecilla moro. Su madre consiguió la libertad y volvió a Burdeos, pero el hijo no tuvo la misma suerte y siguió prisionero.

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Tras numerosos ruegos consiguió la libertad. De camino a su tierra pasó por Complutum, la actual Alcalá de Henares. Desde niño su madre le había inculcado la fe en los santos Justo y Pastor. Entre los siglos III y IV fueron martirizados y muertos dos niños en esta localidad. Allí reposaban sus reliquias, las cuales se llevó San Úrbez, con el fin de protegerlas de los musulmanes que ocupaban estas tierras. A los treinta años de edad al fin vuelve a su casa, después de media vida prisionero. Estuvo muy poco con su familia, ya que decidió marchar hacia Aragón. Atravesó los Pirineos y su primera toma de contacto fue con los habitantes del pequeño pueblo de Sercué, situado en la ribera del río Bellós. Allí resistían los cristianos los envites de los musulmanes en plena ocupación de la Península Ibérica. Se ofreció a trabajar de pastor, y rápidamente comenzaron a dar que hablar sus hechos milagrosos en el ejercicio de su labor. Sin embargo ello no le gustaba, y lo que buscaba era la soledad con el fin del acercamiento a Dios. Por ello se trasladó a la población cercana de Vió donde continuó con su trabajo de pastor para otra casa del lugar. En esta época frecuentó una cueva situada en la entrada el Cañón de Añisclo conocida según la tradición como la Cueva de Sastral. Posteriormente en este lugar se construyó la ermita de San Úrbez, la cual ha llegado hasta nuestros días.

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Su fama de santidad, acrecentada por sus milagros le obligaron a abandonar esta zona y desplazarse hacia el sur. Llegó a Albella, en la ribera del río Fiscal, donde comenzó a trabajar para una de las casas más importantes de esta localidad. En su estancia de nuevo fueron numerosos los milagros que llevó a cabo con el reconocimiento por parte de los habitantes de la zona de su santidad. En esta época construyó una ermita donde acudía a rezar. De ella no se conservan restos, pero posteriormente fue levantada otra por los vecinos de la zona, lugar de devoción al santo desde entonces hasta la actualidad. Tras otros quince años de pastor por tierras aragonesas, y acosado por su fama, decide de nuevo trasladarse.

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Sigue su andadura hacia el sur y tras atravesar la sierra de Gabardón se adentra en la Guarguera. En la zona central del valle encuentra cobijo una cueva cercana al río conocida como Cueva de Salillas. Allí pudo ejercer con tranquilidad la vida eremítica que había elegido. Subsistía de una manera precaria tanto de lo que plantaba como de alguna oveja que tuvo, pero dejando el oficio de pastor. A pesar de su reclusión seguía recibiendo visitas de sus fieles.

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Cinco años después se trasladó al monasterio de San Martín de la Val d´Onsera. Emplazado en el corazón de la Sierra de Guara, su ubicación en el fondo de un barranco de paredes vertiginosas lo convierte en un lugar de lo más recóndito. Cuándo llegó San Úrbez lo habitaba una comunidad de monjes al cargo del abad Martín. Vivió como monje, aunque posiblemente realizara también retiros espirituales.

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Tras la ordenación como mosén* es enviado al valle de Nocito para fortalecer la fe cristiana en esta zona menguada de población cristiana. Se establece en una cueva situado en el monte Ayrial. Estaba situada bajo la peña O Santo, donde hace unas décadas los devotos de San Úrbez colocaron una cruz. Durante el final de su vida combinó su condición de ermitaño con el servicio religioso a los fieles de la zona. Para ello construyó una ermita en advocación a la Virgen María, situada junto al actual santuario de San Úrbez. Allí daba misa y éste fue el lugar elegido para custodiar y venerar los restos de los Santos Justo y Pastor, que llevó encima durante toda su vida desde que los tomó de Alcalá de Henares.

*Mosén: Cura, sacerdote. 

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Cuando ya contaba con ochenta años tuvo que trasladarse al entorno de la ermita ya que sus condiciones físicas no le permitían seguir viviendo en la cueva. Falleció con unos cien años, el 15 de diciembre de año 802. Su cuerpo incorrupto fue depositado junto con los restos de los santos que veneró durante toda su vida. En el año 1701 fueron trasladados al santuario. Finalmente durante la guerra civil fueron profanados y quemados.

Conoce más sobre esta zona de la mano del dragón Chorche

Nocito, un encantador valle tras el Tozal de Guara

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Cueva de Chaves, el eslabón arrasado

La Cueva de Chaves se emplaza cerca del pueblo deshabitado de Bastarás, en el sur de la Sierra de Guara. Sus características hicieron de ella un lugar perfecto para el asentamiento de los hombres primitivos. La cueva abierta es de grandes dimensiones. Su abertura oscila entre los 30 metros de altura máxima y 2 metros en su parte más baja. Mientras que su anchura es de 60 metros. A medida que se avanza en su interior la altura va disminuyendo con un recorrido de más 225 metros, siendo en la primera parte donde se concentran los restos arqueológicos, ocupando una superficie de unos 3.000 m2. Su orientación hacia el sur la protege del cierzo y la iluminación solar se introduce 50 metros en su interior. Y además cuenta a sus pies con un barranco, lo que permite la disponibilidad de agua.

La primera excavación se llevó a cabo en 1975 por el director del Museo de Huesca, Vicente Baldellou. Durante los años siguientes fueron divulgados y publicados los restos encontrados pertenecientes al Neolítico. A partir del 1984 se sucedieron varias campañas hasta el año 1998, participando también Pilar Utrilla, catedrática de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza. De los restos paleolíticos se encargó Pilar y de los neolíticos Vicente. Los trabajos se detuvieron a la espera de poder retirar unos bloques de piedra de grandes dimensiones que impedían continuar con la excavación. Hasta ese momento se había excavado aproximadamente un 10% del yacimiento.

Según los estudios realizados, los habitantes más antiguos de esta cueva datan del Paleolítico, documentado entre 12.950 y 12.020 años a.C. Seis mil años más tarde llegan nuevos colonos. Las investigaciones llegaron a la conclusión que el asentamiento neolítico de Chaves y del Alto Aragón era anterior al de Cataluña y del resto de Aragón. La explicación a la penetración al interior desde el Mediterráneo con anterioridad hace pensar que se introdujeron desde el sur de Francia a través de la cuenca del río Têt, y atravesando los Pirineos por las cuencas del Segre y Cinca. El hombre del Neolítico domestica animales, caza, cultiva cereales y se establece de manera permanente en la cueva. Tiene inquietudes artísticas, domina la cerámica y la talla del hueso. Su estancia se prolonga nada menos que 650 años, contribuyendo a la difusión de la cultura neolítica en el Prepirineo oscense, y creándose nuevos asentamientos en el territorio.

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La cueva poseía el yacimiento neolítico más importante de Aragón y uno de los mejores de España sólo comparable a las cuevas valencianas de Or y Cendres. Un establecimiento básico desde donde los primeros colonos introdujeron la agricultura y ganadería en todo el Prepirineo oscense. Entre los hallazgos más importantes por su singularidad está el centenar de ruellos* pintados, encontrados en los niveles neolíticos. Han sido estudiados más a fondo una treintena en los cuales aparecen pintados motivos complejos como antropomorfos, cruces, estrellas o líneas convergentes, mientras que en los demás muestran restos de pinturas. Además se han extraído 11.700 restos de animales, así como otros correspondientes al ajuar de sus habitantes: brazaletes, punzones, cucharas. Y también se encontró el cadáver de un hombre en posición fetal en una pequeña fosa.

*Ruello: Canto rodado.

Hace más de treinta años un grupo de empresarios, entre los que se encontraba la familia catalana Raventós, compraron el pueblo deshabitado de Bastarás y su antiguo término municipal, una superficie de unas 1.500 hectáreas. Lo convirtieron en un coto privado de caza donde soltaron ciervos, corzos y muflones. Entonces la Cueva de Chaves quedó recluida dentro del coto cuyo perímetro fue vallado en 1974. Se trata de uno de los pocos vallados en Aragón, ejecutado antes de que la ley prohibiera este tipo de explotaciones cinegéticas. Más tarde fue adquirido por la familia francesa Lafayet (la que comercializó los bolígrafos Bic). En 2006 se amplió el capital de la sociedad entrando Maderas Bodelón, que en la actualidad es máxima accionista de FIMBAS, la empresa propietaria. Su antigüedad le ha permitido unas condiciones que hoy serían incompatibles con la declaración del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara y con las figuras de protección LIC y ZEPA.

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Desde el principio el cletau* resultó polémico ya que atraviesa dos cauces, el barranco de Solencio y el barranco del Rebullón, de dominio público. De igual manera interrumpe el paso de un camino real proveniente de Used, y cercaba el acceso a un monte de utilidad pública de 270 hectáreas. A lo largo de estos años se han roturado más de 100 hectáreas, realizado desmontes y se han ejecutado 80 kilómetros de pistas. También se han construido medio centenar de balsas y llevado a cabo el represamiento del barranco de Solencio. Todas estas obras se han realizado sin permisos desfigurando el entorno natural y produciendo enormes cicatrices, dentro de un espacio natural de máxima protección. A ello se añaden las alteraciones del ecosistema por la introducción de fauna alóctona, ajena a esta zona. Entre 2003 y 2007, el Gobierno de Aragón  abrió cuatro expedientes sancionadores por afecciones al medio ambiente, y en 2009 habían aumentado ya a seis. Ecologistas en Acción llegó a presentar 30 denuncias en dos años. Sin embargo la actuación de la administración ha sido lenta y no ha evitado el daño producido en la amplia superficie afectada. En el año 2012 se llevó a cabo el primer logro, liberando el monte público “Las Foces de Rodellar” que había sido usurpado por la empresa durante más de tres décadas incorporándolo al resto de su finca. Para ello fue necesario el retranqueo del vallado, al cual pusieron numerosas trabas a pesar de las resoluciones judiciales. Y poco a poco la administración va avanzando en la recuperación de esta porción de la Sierra de Guara. En todos los casos intentan resolver sus problemas a golpe de talonario. Cada expediente lo recurren y cuando se agotan las vías legales pagan las sanción, sin cumplir con el arreglo de los daños. Todavía quedan abiertos expedientes por el trazado de pistas, eliminación de vegetación, instalación de vallado y otras estructuras metálicas, hacer un almacén de mayores dimensiones, construir balsas o roturación de terreno. En estos años Fimbas ha pagado 80.000 euros en multas.

En junio de 2009 el Gobierno de Aragón dictaminaba el cierre del coto de caza por la introducción de una especie de cabra africana  en su finca. Se trata de la infracción administrativa más grave. Tras su larga tramitación en 2019 se hará efectiva. En junio de ese año la DGA deberá comprobar que no quedan ni muflones ni gamos, así como un máximo de 150 jabalíes y 50 ciervos. Entonces instará a la propiedad a retirar el vallado. En este periodo se está permitiendo a FIMBAS a organizar cacerías para reducir el número el censo de animales. Y para ello tiene prohibida publicitar las mismas y comercializar con la caza de animales que quedan en el coto.

*Cletau: Vallado.

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Al daño medioambiental se añade otra irregularidad. Las calles, los viales de acceso y los edificios públicos de Bastarás, como la iglesia, son de propiedad pública y pueden ser visitados libremente por cualquier persona. Sin embargo las placas de propiedad privada y las vallas en su acceso amenazan a cualquier visitante con la entrada, otra ilegalidad más a cargo de la empresa FIMBAS.

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Además del daño medioambiental sufrido por este coto de cata en octubre de 2007 se puso la guinda al pastel. Entonces se realizaron las obras de una pista de más de ocho metros de anchura hasta la puerta de la cueva de Chaves, así como el acondicionamiento del interior de la cueva y la construcción de un embalse en el barranco. Para ello fue contratada la empresa Ferpi Transportes y Obras, que utilizó maquinaria de gran tonelaje para retirar unos bloques caídos del techo de la cueva. El yacimiento que se encontraba justo debajo quedó afectado de manera irreversible ya que fueron extraídos 2.247 metros cúbicos de sedimentos, la mitad de ellos correspondientes a los restos arqueológicos. Sin embargo hasta un año y medio después no supo que el yacimiento se había destruido por completo, con la visita de los responsables del Museo de Huesca en marzo del año 2009. Durante este tiempo se pusieron múltiples impedimentos para poder visitar la finca por parte de la empresa. A ello se añadió la pasividad y dejadez de las administraciones públicas que no ejercieron como debían sus competencias de control y protección del patrimonio histórico. Ni si quiera han llegado a catalogar el yacimiento en sí con la protección de Bien de Interés Cultural, sino que simplemente está amparado por la declaración de protección de las pinturas del Solencio de Bastarás, situadas en las inmediaciones.

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Para comprender de manera visual toda esta indignante historia es recomendable ver el documental “Chaves, la memoria expoliada”, realizado por Daniel Orte y María José Urraca coproducido por Ecologistas en Acción. A lo largo de una hora analiza a fondo a través de múltiples testimonios la triste historia de este coto de caza que nunca debió existir. Recibió el Premio al Mejor Documental en el Festival de Cine de Zaragoza 2009 y fue finalista Festival Internacional de Cine Arqueológico del Bidasoa 2010.

El día 21 de septiembre de 2016 comenzó el juicio por el arrasamiento del yacimiento del Neolítico más importante de Aragón. En la causa figuraban como responsables civiles subsidiarias las sociedades FIMBAS, que gestiona el coto de caza donde se ubicaba, Ferpi, empresa que acometió las obras, y la aseguradora Mapfre. En el banquillo se sentó como principal imputado Victorino Alonso, administrador único de Maderas Bodelón, máximo accionista de FIMBAS. La acusación particular fue ejercida por Apudepa (Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés) y Ecologistas en Acción. En el proceso además intervinieron como testigos Alejandro Millet, el encargado de la finca, Jesús Labata, conductor de la excavadora, y Conrado Muinos, trabajador del coto. Entre sus testimonios no dejaron claro quién dio la orden para llevar a cabo las obras, llegando a justificarlas porque el arqueólogo se lo había solicitado. En todo caso, sabiendo de la existencia del yacimiento bajo las losas retiradas, se excavaron entre tres y cuatro metros de tierra, que sirvieron para realizar una presa en el barranco cercano. Estos hechos manifiestan la profunda ignorancia de los acusados, todos ellos cómplices de la pérdida de unos restos arqueológicos de incalculable valor y que podrían haber ofrecido una información sobre nuestros antepasados perdida ya para siempre. Pero el hecho más grave es la permisividad de las administraciones. Al no solicitar permiso alguno se permitió que las obras se desarrollasen durante meses a pesar de las repetidas advertencias al Gobierno de Aragón por la acusación. De su absoluta pasividad y negligencia el resultado es asolador: la destrucción total del mejor y más completo yacimiento neolítico aragonés y uno de los más importantes de España. Por lo que debería asumir sus responsabilidades como máximo responsable del Patrimonio en Aragón.

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El 11 de noviembre de 2016 el titular del Juzgado de lo Penal de Huesca publicó la sentencia del juicio en la cual se condenaba a Victorino Alonso a dos años y medio de cárcel y al pago de una indemnización de 25,49 millones de euros por la destrucción de la cueva de Chaves. Se considera que el culpable conocía la existencia del yacimiento dentro de la cueva de Chaves así como su valor arqueológico. El juez reconoce que la destrucción de la cueva de Chaves ha causado daños por valor de 50,9 millones de euros, según valoró en su día Vicente Baldellou. Sin embargo reduce la indemnización a la mitad por la dejadez del Gobierno de Aragón en cuanto a la protección de este emplazamiento ya que con ello facilitó que la destrucción se llevara a consumar. Es significativo que tanto el ministerio fiscal como el Gobierno de Aragón solicitaran 15 millones de indemnización, y el juez haya resuelto al final 10 millones más para el acusado. También es importante que el magistrado hace responsable subsidiario del pago de la indemnización a FIMBAS, evitando que la posible insolvencia del acusado pueda dejar la sentencia en agua de borrajas. Finalmente absuelve a Victorino Alonso del delito contra el medio ambiente que se le imputaba por carecer de pruebas suficientes, y absuelve a la empresa Ferpi y a la compañía Mapfre de las responsabilidades civiles que se les pedían. Tras presentar alegaciones, el 9 de enero de 2017 fue ratificada manteniendo la sentencia, con la única rebaja a dos años de cárcel pasra Victorino Alonso. Ante esta sentenia no cabe recurso alguno.

Almetas y totones en Radiquero

El pasado día de Todos los Santos disfruté de una mágica noche en Radiquero/Raiquero, una recoleta localidad del Somontano de Barbastro, situada a escasa distancia de Alquézar. Aragón es muy rico en tradiciones, pero algunas de ellas están en peligro de extinción y están siendo arrasadas por la invasión cultural de otros países. La Noche de Ánimas, que tiene lugar la bispra* de la festividad de Todos los Santos, siempre se ha celebrado en los pueblos aragoneses. Pero quizás no fuera tan atrayente como la propuesta festiva conocida como Halloween. Su nombre no es más que la unión de las palabras de la expresión inglesa «All hallow’s eve», que significa literalmente víspera de Todos los Santos. La celebración llegó a Estados Unidos a través de los irlandeses que emigraron hasta el norte del continente americano. Su origen es una tradición celta, la celebración de Samaín, que marcaba el final de la época de cosechas, y que significaba el final de verano. Con el paso de los siglos y la expansión del cristianismo en Europa, la víspera del 1 de noviembre adquirió un significado más religioso. Mientras en Estados Unidos se fue convirtiendo en una fiesta pagana, en la que domina el miedo, el terror, las calaveras y calabazas, con adornos y disfraces que ya nada tiene que ver con nuestra festividad. Una fiesta reeditada y adaptada a la sociedad capitalista. Los americanos han encontrado en esta fiesta un auténtico filón, en el cual se dispara el consumismo. Muchos de los que participan en Halloween desconocen que aquí se ha celebrado siempre esta fiesta, que tiene elementos comunes, pero que ha sido desnaturalizada y convertida en un auténtico negocio.

*Bispra: Víspera.

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Sin embargo hay pequeños ejemplos de resistencia, como es el caso de Radiquero/Raiquero y la Asociación Cultural O Coronazo que poco a poco está ganando su batalla cultural, en defensa de lo nuestro y rechazando una fiesta importada. Tras once años organizando actividades, este año han pasado un millar de personas por este pequeño pueblo donde apenas residen medio centenar de vecinos. Una tarde festiva organizada por una modesta asociación cultural que demuestra el empeño y el trabajo bien hecho con un claro objetivo. Así reza en su cartel anunciador año tras año. «Esto no es Halloween. Gracias por no venir disfrazado». Y así queda de manifiesto por la celebración de unos actos que mantienen la tradición local ofreciendo al visitante una programación sencilla y de calidad muy diferente a la que cada año invade las calles de nuestros pueblos y ciudades.

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Las protagonistas de la fiesta son las ánimas, las almas de los difuntos que no pueden entrar al cielo ni al infierno, por haber tenido una muerte violenta o haber dejado en vida algo importante por hacer. En estas tierras existen dos tipos de almas. Las almetas que se pasean por el cementerio, vestidas de blanco con dos cirios encendidos. Y los totones, guardianes del campo santo, que llevan un cirio en la mano en lugar de dos para diferenciarse de las almetas. En esta noche las ánimas salen en procesión fuera del cementerio. Y las almetas ofrecen uno de sus cirios a los vivos y si alguno lo toma pasa a formar parte de la triste comitiva.

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Por la tarde tenían preparados talleres enfocados principalmente para niños. El más tradicional era el de calaveras, para lo cual la organización proporcionó calabazas. Cada uno escogió la suya y tras vaciarla le hicieron los orificios de ojos y boca. Es imprescindible además realizar un gran agujero para introducir la vela en su interior, con el fin de que pueda ser iluminada por la noche. Además organizaron otros cuatro talleres más: de chapas, blancas almetas, fantasmas sorpresa y dulces almetas. Después nos invitaron a dar un paseo por las calles de pueblo. Por ellas estaban los figurantes que representaban a dos abuelas del lugar y a Doña Severa. Ellas se encargaron de animar a todos los foranos con sus bromas y sus chascarrillos, utilizando el habla local, un aragonés fácil de entender. Y mientras tanto por todos los rincones había almetas y totones que dondiaban* creando el ambiente propio de la noche de ánimas. Su suave caminar, con cambios continuos de dirección, y su cara blanca iluminada por la vela que portaban realmente daba miedo. Poco a poco la gente fue acudiendo a la plaza donde se ofreció chocolate y bizcocho a los asistentes. En uno de los balcones de la plaza apareció Doña Severa, esa dulce viejecita que nos contó más historietas sobre esta festividad, rechazando la fiesta comercial de Halloween y remarcando cómo se celebraba esta festividad antaño en la localidad. Acto seguido comenzó la triste comitiva hacia el cementerio. La oscuridad de la noche sólo fue interrumpida por el resplandor de las teas encendidas, las caras de las calabazas, y las velas de las almetas y totones. Junto al campo santo Doña Severa nos contó más curiosidades sobre los lugares de enterramiento. Una vez conducidas las almetas al cementerio, donde aguardarían hasta el año que viene, finalizó la procesión. Y los actos organizados terminaron con los cuentos a cargo de Pep Bruno en el interior de la iglesia parroquial. El recogido lugar fue idóneo para los relatos con algo de suspense con los que nos deleitó este escritor que ha viajado por medio mundo contando cuentos. La sesión culminó con el conocido cuento de Marieta que contó Sandra Aragüás, el alma de Doña Severa.

*Dondiar: Deambular.

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El Saltador de las Lañas, un lugar inolvidable

El Saltador de las Lañas es uno de los rincones más polius* de la sierra de Guara. Se localiza en la cabecera del río Mascún. A pesar de lo agreste del lugar, alcanzarlo no está limitado exclusivamente a barranquistas. Los senderistas como yo también podemos disfrutar de este espectacular rincón como así lo hice en la primavera pasada. Y un detalle importante es que no siempre baja agua por el río. Con lo que es recomendable elegir el invierno o la primavera para acercarse ya que con el cauce seco pierde gran parte de su encanto.

*Poliu: Bello.

cañon_mascun Su acceso es complejo ya que se encuentra situado en plena sierra, luen* de carreteras y lugares habitados. Por el sur se puede llegar desde la población de Rodellar, donde termina la carretera local. Desde esta población parte un sendero que toma dirección al pueblo deshabitado de Otín, para lo cual es necesario descender al barranco del Mascún. La senda asciende paulatinamente pasando junto a las agujas rocosas de la Ciudadela y la Cuca Bellosta. Tras pasar junto a varios quejigos milenarios se alcanza Otín. Tomando el cercano barranco de Raisén parte una senda que discurre por una repisa no apta para los que sufren de vértigo. Cuatro horas después de iniciar la marcha se alcanza la zona inferior de la cascada.

*Luen: Lejos.

saltador_lañas_1Otra opción es por el norte, desde la localidad de Las Bellostas, una pequeña aldea habitada hasta donde se puede llegar en coche por una pista asfaltada. Tomando el sendero GR-1 se pasa por el despoblado de Bagüeste, y antes de llegar a Letosa, otro pequeño despoblado, parte el desvío que recorre el cauce hasta llegar a la parte alta de esta espectacular cascada. En esta ocasión serán necesarias dos horas de caminata. El inconveniente es que el descenso a su parte baja es bastante complicado, pero las vistas desde su cabecera y desde los laterales del barranco dejan bien satisfecho al visitante.

saltador_lañas_3El Saltador de las Lañas está situado en el fondo de un umbrío circo rocoso y consta de varias pozas escalonadas que en su conjunto conforman una altura de 30 metros. Si tenemos suerte podemos observar a los barranquistas realizando los rápeles para salvar este primer obstáculo del Cañón del Mascún. El primer desnivel puede realizarse rapelando o también mediante un salto ya que su altura es de 8 metros. Tras el paso a una badina inferior, el resto del descenso debe realizarse con el apoyo de cuerdas.  Se trata de los 20 metros restantes para salvar el salto del agua que se precipita en varias direcciones. El agua se recoge en una gran badina de color verde turquesa.  El color de estas cristalinas aguas se repite en todas badinas de la Sierra de Guara. El paisaje kárstico del cual forma parte origina la disolución de la roca caliza lo cual da lugar a este característico color de sus aguas. Y la erosión ha originado unos cañones que son la marca que distingue a esta sierra prepirenaica. Un claro ejemplo es el cañón del río Mascún, y el Saltador de las Lañas, un lugar de esos que quedan grabados en la retina para siempre.

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Alto Alcanadre, un paraíso natural en Guara

Hace unos días disfruté del último veranillo que nos ha ofrecido este año, en el último fin de semana de octubre. Como hacíamos en varias ocasiones al año, un buen amigo y yo no fuimos a disfrutar de la montaña. Elegimos en esta ocasión un lugar paradisíaco, en las entrañas de la Sierra de Guara. El Alto Alcanadre es un rincón poco frecuentado, sólo dos personas vimos en todo el día. Tomamos como punto de partida la localidad de Matidero, cerca de la carretera que recorre la Guarguera, el valle del río Guarga. Un lugar deshabitado donde conviven las ruinas de sus antiguas viviendas con dos casas construidas para uso vacacional. Un pueblo sin vida donde todavía se yergue en pie la iglesia, rodeada de prados.

matideroEl sol iba templando una mañana fresca para dar lugar a un día otoñal precioso y luminoso. Continuamos en dirección al río Alcanadre y enseguida tuvimos que cruzar su cauce pudiendo observar sus aguas cristalinas, acentuadas por las lluvias de los últimos días. La senda avanzaba mientras se alejaba del cauce ofreciendo vistas del frondoso valle poblado por un denso pinar, que se mezclaban con bosques abiertos de caxicos*. Tras visitar la Pardineta de Bibán compuesta por una torre defensiva y una casa en ruinas, llegamos a Binueste. Un pueblo deshabitado que todavía mostraba su encanto. Una calle agrupaba las dos viviendas y la iglesia, a la que se añadían un buen número de construcciones secundarias para otros usos. A pesar de la belleza del lugar y del paisaje que rodea esta aldea, su ubicación alejada de las vías de comunicación hace pensar que la vida es este lugar debía ser complicada y es fácil comprender por qué se quedó sin habitantes.

*Caxico: Quejigo.

binuesteLa senda continuaba atravesando un barranco e insertándose en un bosque mágico. La frondosidad y la humedad lo embargaban todo. Setas y hongos ocupaban los márgenes de la senda haciendo inevitable las sucesivas paradas para observarlas y fotografiarlas. Las había de todos los colores, tamaños y formas, desde las más extrañas hasta las más coloridas, pasando por los tradicionales rebollones.

setaUna vez fuera del paco* llegamos a la parte alta donde alcanzamos el Mirador de la Predicadera. Desde esta atalaya natural se avistaba el río Alcanadre formando un meandro a los pies. También la localidad de Bara, en el valle de Nocito, con las sierras de Balcés y Guara como telón de fondo. Entre ellas precisamente se podía divisar la gran brecha formada a lo largo de siglos por el río Alcanadre, las Gorgas Negras. Este barranco es uno de los lugares más preciados por los barranquistas que acuden a Guara. Se trata de un cañón salvaje enmarcado por paredes verticales, cuyo recorrido necesita de nueve horas de descenso acuático.

*Paco: Umbría.

miradorpredicaderaAhora tocaba bajar y descender de nuevo junto a las aguas del río. Remontamos el valle por una preciosa senda que se alejaba del cauce atravesando bosques frondosos nuevamente salpicados de preciosas setas. Y se acercaba al río donde remansos del río y badinas de aguas de color verde esmeralda sorprendían por su belleza.

rioalcanadreSólo restaba ascender hasta la aldea de Bibán, una más de la larga lista de enclaves en ruinas de toda la zona. En esta ocasión el mal estado de sus viviendas no ofrecía una estampa tan pintoresca. Ahora había que descender para atravesar el río y alcanzar la senda que habíamos utilizado en la ida. En total seis horas de caminata, más las paradas para almorzar, comer y disfrutar de todo lo visto. La recompensa fue el descubrir un lugar paradisíaco, y totalmente desconocido. ¡ Cuánto nos queda todavía por conocer de Aragón !