Puilatos, un pueblo de colonización efímero

El Instituto Nacional de Colonización  (INC) fue una institución franquista que influyó notablemente el paisaje aragonés. Se creó en el año 1939 y estuvo en funcionamiento hasta 1971, cuando se integró en el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA). Su objetivo fundamental fue una política agraria basada en la puesta en regadío de amplias zonas, dotándolas de los servicios necesarios para su cultivo. Y para ponerlas en marcha cuanto antes era necesario acercar a los agricultores a estas zonas mayoritariamente despobladas, con la construcción de nuevos asentamientos. Las actuaciones llevadas a cabo en Aragón, fundamentalmente en las provincias de Huesca y Zaragoza, fueron muy importantes. Y ello se debe a lo avanzado del estado de las obras hidráulicas que se habían planeado décadas antes, así como a la abundancia de zonas de secano. En el año 1906 ya fueron inauguradas las obras del canal de Aragón y Cataluña, que gracias a las aguas del Ésera riega 98.000 ha entre las provincias de Huesca ( la mayor parte) y Lérida. El Plan de Riegos del Alto Aragón fue aprobado en 1912. Tomando aguas del río Gállego y del Cinca, a través de los canales de Monegros y del Cinca, dan servicio en la actualidad a 110.000 ha. En el año 1932 se aprueba el Plan Bardenas, que toma las aguas del río Aragón con una superficie regable de 88.000 ha, fundamentalmente en Aragón. En total fueron 30 los pueblos de colonización construidos en Aragón, la mitad en la provincia de Huesca. El encargado de su diseño fue el arquitecto zaragozano José Borobio. Los colonos llegaron a las diferentes poblaciones de manera escalonada entre los años cuarenta y sesenta.

Cuando surge el INC las obras hidráulicas del primer tramo del Canal de Monegros estaban muy adelantadas; sus aguas regarían el desierto de la Violada. Un territorio llano y seco que no contaba con poblaciones a lo largo de 26 kilómetros entre Zuera y Almudévar. Su nombre proviene de la vía romana entre Osca y Caesaraugusta conocida como Vía Lata. El primer proyecto del Plan General de Colonización de la Zona de la Violada fue redactado en 1943. Se estudió la ubicación de media docena de pueblos ubicados en el centro de las zonas de cultivo y situados a una distancia entre sí de entre 4 y 6 kilómetros. Los cascos urbanos deberían estar en zonas de poco balgua* agrícola, sobre terrenos saneados. Para llevar a cabo los planes era necesaria la adquisición de grandes fincas, las situadas al sur de la Violada pertenecientes a Zuera. La primera de ellas fue “Llanos de Camarera” donde se estableció el primer pueblo, Ontinar del Salz. Se fue avanzando en el desarrollo de otros sectores, uno de ellos el denominado “Regordín”,  donde se proyectaba un pueblo con el mismo nombre. Éste posteriormente pasó a llamarse Puilato. Durante los estudios se pensó en eliminar este asentamiento y sustituirse por la ampliación de la barriada del Portazgo, situada junto a la estación de ferrocarril de Zuera. Al final se decantaron por la idea inicial de nuevo pueblo situado en el camino de Zuera a la Sarda y Pilatos, ya que daría mejor servicio a las nuevas zonas de cultivo. El número de viviendas fue más reducido que en los pueblos de Ontinar o El Temple, ya que corresponde a un sector de menor superficie.

*Balgua: Valor.

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El monte Pilatos deriva de los vocablos latinos “pui”, alto y de “lato” amplio. Se trata de un monte de suave orografía situado al norte del término municipal de Zuera. Su punto más alto está señalizado por un punto geodésico a 343 metros de altitud. Este monte dio nombre a la nueva población enclavada a dos kilometros de distancia que en su origen se llamó Puilato, y que posteriormente derivó en la denominación de Puilatos. Su construcción se llevó a cabo en 1955, llegando los primeros colonos en el año 1956, completando prácticamente el pueblo en el año 1958. Los inicios fueron duros ya que no contaron con luz eléctrica y agua en las viviendas durante el primer año y medio. Se trataba en total de 45 viviendas de similares características a las de otros pueblos de colonización. En ellas se alojaron 35 colonos con sus respectivas familias, además de obreros. Las familias llegaron todas ellas de Zuera a excepción de una procedente de Juslibol. A todas las ofrecieron un lote de tierra, vivienda y dependencias anexas para la cría de animales domésticos también incluidos en la aportación inicial. Todo ello lo fueron pagando con parte de la cullida* durante un número determinado de años. Las viviendas eran de diferentes tipologías, con una o dos plantas, y de entre tres y cinco dormitorios, con el fin de adaptarse el número de personas que componían cada unidad familiar.

*Cullida: Cosecha.

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En el centro de la población estaba la iglesia de San José Obrero, con festividad el 1 de mayo que era celebrada por los vecinos. Era la fiesta mayor y para ello se vaciaba de manera temporal el almacén agrícola ubicado en la calle de la Hermandad, a escasa distancia de la plaza principal, que recibía el nombre de plaza del Caudillo. El edificio de la iglesia diseñado por el arquitecto José Borobio estaba formado por la capilla de planta circular y la sacristía anexa. El presbiterio de planta rectangular albergaba una pintura mural obra del pintor zaragozano José Baqué. Se trata de uno de máximos exponentes de la pintura aragonesa contemporánea. Su obra está marcada por la simplificación de las figuras, pero  respetando el tema tratado y de fácil interpretación por parte del feligrés. En este caso se trata de un tríptico de la Sagrada Familia en su casa de Nazaret; San José Obrero en el centro aparece trabajando de carpintero y a su derecha está María sentada con el niño Jesús en su regazo, mientras que a la izquierda se ve a través de una ventana el paisaje rural que rodea la vivienda. La torre de planta igualmente circular estaba ligeramente desligada. En la parte alta se abría el campanario entre columnas que sostenían la cubierta. Formando parte del mismo conjunto estaban las escuelas de niños y niñas. La iglesia estaba rodeada de un espacio amplio rodeado de viviendas y de otros edificios donde se localizaba la administración, la casa de los maestros, la hermandad sindical y los comercios.

 

Sin embargo la historia de Puilatos fue efímera, en concreto poco más de veinte años. El terreno elegido no fue el adecuado debido a la existencia de rocas sedimentarias solubles en el subsuelo. Su composición a base de yesos sufre una disolución progresiva con las corrientes del agua creando oquedades subterráneas que van creciendo poco a poco y que afectan a la superficie del terreno. Sin duda alguna la llegada del regadío aceleró este proceso formando simas y dolinas en el subsuelo que comenzaron a afectar la estabilidad de los edificios. Las viviendas más afectadas eran las situadas al sur. En esta zona se realizaron prospecciones que comprobaron la existencia de corrientes subterráneas. A 700 metros del casco urbano hay una zona que tradicionalmente ha tenido acumulación de agua y que pudiera tener relación con esta circulación de agua. Tras la llegada del regadío se ha creado una pequeña laguna de más de una hectárea de lámina libre de agua rodeada por carrizos. Con el paso de los años las grietas en los edificios se hicieron más evidentes, sin afectar a la seguridad de los colonos, pero que poco a poco fueron generando más preocupación. Los vecinos tuvieron que viajar a Madrid en varias ocasiones solicitando una solución al problema de habitabilidad. Finalmente el IRYDA decidió el desalojo total y la construcción de nuevas viviendas en Zuera y Ontinar del Salz para proceder al traslado de los vecinos. Los primeros se trasladaron a Ontinar del Salz en el año 1975. En pocos años el pueblo estaba completamente desalojado. Los últimos habitantes se fueron en el año 1981 y poco después se procedió a la demolición de todos los edificios para evitar el peligro de posible derrumbe.

En Ontinar del Salz las primeras viviendas en terminarse y ocuparse están ubicadas en la calle del Viento, cuatro de ellas. El resto hasta completar quince están ubicadas en la calle Puilatos, constituyendo un recuerdo permanente del pueblo que estaba a punto de desaparecer. A pesar del origen de los colonos más de la mitad decidieron trasladarse a este pueblo de colonización debido a que las tierras de cultivo, las cuales siguieron trabajando, estaban más cerca de Ontinar que de Zuera.

En cuanto a los colonos que decidieron volver a Zuera, éstos fueron reubicados en las calles Ontinar y Puilatos. De nuevo el nombre de una de las calles hacía referencia al pueblo en el que apenas pudieron vivir dos décadas. Las viviendas están ubicadas en la intersección de ambas calles, alejadas del centro de la localidad. Con el crecimiento de la población ahora están integradas en la malla urbana. Hay cuatro viviendas en la calle Ontinar y diez en la calle Puilatos. Del resto de colonos, algunos prefirieron el solar para construirse ellos mismos la vivienda y otros se trasladaron fuera de estas poblaciones.

Del pueblo lo único que se salvó fue el retablo de la iglesia parroquial, trasladado a Ontinar del Salz. Fue instalado en la capilla bautismal de la iglesia de la Virgen del Salz. El resto son las ruinas de Puilatos. Se accede a ellas tomando la salida de la autovía mudéjar que conduce a Ontinar. En paralelo a la autovía en dirección a Huesca un amplio camino toma dirección a un pinar. A los pies parte la antigua carretera de acceso al núcleo de colonización, uno de los pocos restos originales que se conservan. Un bosque de pinos y una carretera que conduce al solar donde antaño se levantó un pequeño pueblo.

Allí ahora yacen los restos de las viviendas a los que se han ido añadiendo restos de obras que se llevaron a cabo en la autovía, así como escombros y basuras de todo tipo. Y mientras la naturaleza contribuye a aliviar la tétrica visión de un pueblo arruinado con árboles de pequeño porte salpicados por todo el espacio. Una mezcla caótica. Una pista accede a la zona central del núcleo, único lugar donde se conserva el nivel de terreno original por donde discurrían las calles. Allí precisamente todavía se puede apreciar un pequeño trazado de las aceras, gracias al bordillo existente que parece corresponder a uno de los extremos de la plaza principal de la localidad.

Un camino rodea el solar donde se levantaba el casco urbano. En el resto de la superficie se cubre por montones de escombros tapizados por la vegetación haciendo imposible reconocer el trazado de las calles y menos aún de los edificios que allí se levantaban.

El único elemento constructivo que todavía se conserva es el aljibe ubicado en el extremo opuesto del acceso a la localidad, situado junto al camino perimetral. Se trata de un depósito de agua subterráneo del cual sobresale la parte alta de la cubierta. Está ubicado junto a una acequia de la cual tomaba el agua. Una tapa metálica permite ver su interior, así como la tubería que conectaba con una bomba manual ya desaparecida. Este era el lugar donde se traía a abrevar a los animales que poseían los colonos.

Atravesando el pinar se conserva otro camino que discurre en paralelo al acceso a la localidad.  Servía de acceso a los huertos de los colonos, en dirección a la carretera de Huesca. La construcción de la autovía hizo desaparecer de un plumazo la tierra de los hortelanos. Si que se que mantienen en cultivo el resto de campos que rodean el núcleos, tierra de regadío que siguen trabajando los colonos. 

Han pasado poco menos de cuarenta años de la desaparición de Puilatos. Hasta hace unos años los antiguos vecinos se reunían para celebrar la antigua festividad de la localidad como un día de reencuentro. Un día de comida popular en los pinares que rodean el pueblo. Sin embargo la tradición ya ha caído en el olvido. El recuerdo del pueblo languidece mientras el espacio físico donde se levantó el pueblo sigue en continua degradación. Sería necesaria una restitución moral para evitar la completa desaparición de la historia de este pueblo. Una actuación que dignificase el lugar, sin más aspiraciones que mantener el recuerdo de un pueblo cuya historia duró apenas poco más de dos décadas, pero que se merece un espacio en la reciente historia de Aragón.

La Camarera, una acequia con siglos de historia

La acequia de Camarera discurre por el mismo trazado desde hace más de siete siglos, y durante las últimas décadas va acompañando también mi vida. Ya de niño recuerdo los inolvidables veranos en los cuales disfrutaba del baño en el azud de donde parten sus aguas, e incluso en la misma acequia. ¡ Qué buenos recuerdos guardo de esos días de campo que allí pasé con mi familia !  A lo largo de mi vida, y sin saberlo, habré comido cientos de hortalizas y frutas de campos regados por esta acequia. Y desde hace poco vuelvo a disfrutar de sus aguas, en una torre* que he comprado recientemente. Cada vez que abro la tajadera disfruto del dulce corretear de sus aguas. Y gracias a su efecto milagroso veo cómo crecen hortalizas, y cómo los árboles se llenan de frutas. Mi vida discurre en paralelo a esta acequia, y así espero que lo siga haciendo.

*Torre: Casa de campo.
azudcamarera

El sistema de riegos del bajo Gállego, en las cercanías de la ciudad de Zaragoza, está formado por varias acequias las cuales toman aguas del río en diferentes puntos. Se trata de las acequias de Candevanía y Camarera que parten del azud situado cerca del pueblo de Ontinar del Salz; la acequia del Rabal del azud enclavado entre San Mateo de Gállego y Villanueva de Gállego; y finalmente la acequia del Urdán que recibe las aguas del azud ubicado junto a la Cartuja de Aula Dei. La margen derecha es regada por las acequias de Candevanía y Rabal, y la margen izquierda por las acequias de Camarera y Urdán.

sanmateogallego

El Establecimiento de Camarera fue fundado en el año 1.263 por el rey Jaime I el Conquistador a petición de un camarero de su corte, y como reconocimiento a su buen trabajo. Para ello fue necesario construir un azud en el río Gállego, el cual derivó aguas para el riego de las huertas de San Mateo de Gállego, por cuyo casco urbano se hizo pasar la acequia. Posteriormente se agregaron otros municipios como Zuera y Peñaflor, momento en que se constituyó la Junta de la Acequia. En 1406, se adhiere al uso y disfrute con pleno derecho Villamayor y los Herederos del Término de Mamblas. Hasta entonces los regantes de esta zona sólo disfrutaban de las aguas sobrantes. Esta estructura se mantendrá hasta 1.787 cuando el Capítulo general de Mamblas solicita del rey Carlos IV el nombramiento de un Juez Protector que asuma la construcción de un nuevo azud y la dirección de la acequia. Las obras del nuevo azud fueron terminadas en 1.790, con una anchura inicial de 320 metros. En el año 1.831 se redactaron unas nuevas ordenanzas para el gobierno y dirección del Establecimiento de Camarera que fueron aprobadas en 1.831, las cuales siguen vigentes a día de hoy con algunas modificaciones.

acequiacamarera

La acequia de Camarera, que también recibe el nombre de Candeclaus, nace el azud situado a poco más de un kilómetro de Ontinar del Salz, al norte de Zuera. Se benefician de sus aguas los municipios de Zuera, San Mateo de Gállego, Villamayor de Gállego y Zaragoza en sus vicos* de Peñaflor, Santa Isabel y Montañana. La concesión para derivar aguas es de 4.550 litros al segundo para un total de 4.736 hectáreas. De ellas unas cuatrocientas en Zuera, otras cuatrocientas en San Mateo de Gállego, más de ochocientas en Peñaflor, casi mil seiscientas en Villamayor de Gállego y mil doscientas en Mamblas (Santa Isabel y Montañana). Este caudal supone una concesión unitaria de casi un litro al segundo por hectárea durante las veinticuatro horas del día. Se trata de un volumen adecuado a las necesidades aunque, siendo el río Gállego un curso de estiajes estivales profundos, el respeto de los turnos de riego o adores es exigido con mayor rigurosidad en verano, para evitar que los últimos regantes se queden sin agua.

*Vico: Barrio.
villamayorgallego

El trazado de la acequia principal de Camarera tiene un recorrido de unos 26 kilómetros. Atraviesa el casco urbano de San Mateo de Gállego, siendo uno de los elementos más característicos de este municipio. Cerca de la Cartuja de Aula Dei la acequia se divide en varias acequias menores que distribuyen el agua en el término de Mamblas y Villamayor, la zona más extensa de riego. La acequia Madre de Mamblas atraviesa el casco urbano de Montañana, mientras que con la acequia de Villamayor y de Mamblas se reparten las aguas en dirección a Villamayor de Gállego. Sus aguas se diluyen en las huertas que forman el paisaje verde que queda delimitado por la carretera de Barcelona y el polígono de Malpica.

CUENCA CAMARERA