Un molino de viento, el caballo de Troya de Malanquilla

El despertar de Malanquilla comenzó en el año 1975 con motivo de la renovación de las cubiertas de la iglesia parroquial mediante suscripción popular, lo que dio lugar a las primeras apariciones en los medios de comunicación. La unión de los vecinos ya había sido fundamental en la construcción del almacén de grano en 1954 y el cementado de la plaza en 1955. Pero el azar quiso que el 26 de julio de 1976 tuviera lugar un hecho que marcó la historia reciente de la localidad. Seis jóvenes de entre 9 y 18 años que pasaban el verano en el pueblo avistaron un ovni en el paraje del Aguadero, a siete kilómetros del casco urbano. A plena luz del día quedaron sorprendidos por un objeto cuyo centro era de color rojo, con dos platos unidos que giraban y destelleban brillos amarillos. Llegó a gran velocidad, se detuvo sobre ellos y después se fue rápidamente. Nunca se supo de qué se trataba, pero eso es lo dijeron que habían visto. La noticia saltó a los medios de comunicación de manera fulminante, y ello puso a Malanquilla de actualidad. A la vez salió a la luz su decadencia económica pero también su valioso patrimonio artístico. La difusión nacional e internacional animó a estos jóvenes a dinamizar la vida cultural de Malanquilla. El monumento más singular, su molino, se convirtió en su caballo de Troya en esta lucha por la recuperación del pueblo. En unos meses se consiguió que su dueño lo donase al ayuntamiento. Para conseguir su objetivo contactaron de manera directa con los responsables de los museos provinciales de Zaragoza y Soria, Museo de Arqueología Nacional, Museo del Prado, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, así como la Diputación de Zaragoza, el Obispado de Tarazona y hasta la Embajada de Méjico.

A finales de 1976 surgió la idea de crear una Patrulla de Rescate, para formar parte del programa escolar “Misión Rescate” de Radio Televisión Española en colaboración con la Dirección General de Patrimonio Artístico. Al mando de su capitán, el profesor Miguel Velilla, le acompañaban Antonio, José María, Javier, Enrique, Marcelino y una veintena de componentes más. La Patrulla núm. 26 “Ciudad de Malanca” aparecía todos los sábados en RNE. Incluso TVE mandó un equipo de reporteros desde los estudios de Prado del Rey al pueblo grabando a los jóvenes en cada uno de los monumentos que se quería poner en valor. Fue una jornada histórica, más cuando fueron emitidas las imágenes del pequeño pueblo al sábado siguiente para toda España. Después de meses de intenso trabajo, en octubre de 1977 TVE otorgó el Trofeo de Oro por “la completa revalorización artística, arqueológica, documental y etnográfica” llevada a cabo por el grupo. Se trataba de un premio anual que recaía por primera vez en Aragón. La entrega tuvo lugar en noviembre en el palacio de Exposiciones del Paseo de la Castellana, a cuyo acto acudieron vecinos de la localidad en un autocar. El premio fue de 75.000 pesetas destinadas a la compra de columpios para el parque municipal creado poco tiempo después por iniciativa de estos jóvenes una vez desecada una balsa gracias a la aportación de la Diputación Provincial de Zaragoza. Además cinco miembros junto con el profesor disfrutaron de un viaje cultural por Andalucía. Y el trofeo: una estatuilla que interpreta la “Victoria de Samotracia”. Sin embargo el principal premio, la reconstrucción del monumento elegido por los participantes, el molino, no llegó. La organización se justificó diciendo que el premio fue otorgado en reconocimiento al conjunto monumental y a su intensa labor de difusión. Ante tal batacazo el grupo dimitió de Misión Rescate anunciándolo de manera pública en Huesca. La campaña de desprestigio hacia la organización pudo influir en la desaparición del programa un año después.

Mientras se iban recogiendo los apoyos necesarios de los vecinos, instituciones y medios de comunicación, se creó la Junta de reconstrucción del molino. Entre los donantes hubo nombres como Paco Martínez Soria, Víctor Ullate o Montserrat Caballé. Y de manera paralela se llevó a cabo una intensa labor de investigación, revisando a fondo tanto los archivos municipales como los parroquiales, con datos desde 1338. Entre ellos sobresale el descubrimiento de un documento censal de 1550, un pergamino de grandes dimensiones que fue restaurado a través del Centro Nacional de Restauración de Libros y Documentos del CSIC. Realizaron además un inventario de todas las obras y objetos sacros de la iglesia parroquial. Durante la revisión de documentos se encontró una mención al molino del año 1665, así como el origen de la fuente romana, considerada neoclásica hasta entonces. También se desplazaron a La Mancha para recabar información de los especialistas en molinos de viento.

En 1981 se crea la Asociación Cultural “Miguel Martínez del Villar”, honrando al regente de la Corona de Aragón e historiador natural de Munébrega. Supuso la consolidación del movimiento cultural. El 4 de julio de 1981 se colocó la primera piedra de la reconstrucción del molino. A partir de 1982, durante el verano, se organizaron las Jornadas Culturales de Malanquilla con talleres, exposiciones, conferencias, representaciones teatrales o proyecciones de cine. Y surgieron nuevos proyectos como la creación de la biblioteca municipal con un fondo de libros dedicados, entre otros, por Henry Kissinger, Gerardo Diego y Sofía Loren, a los que se unió la donación de mil ejemplares por parte del Ministerio de Cultura.

En 1983 se nombra como Cronista oficial de Malanquilla a Antonio Sánchez Molledo, el cual se ha encargado de representar y de divulgar la localidad en numerosos actos y eventos, también desde internet a través del portal Desde Malanquilla donde es posible bucear en la historia reciente de la localidad. Además se publicaron varios números del Boletín informativo de la Asociación Martínez del Villar, así como el libro “Crónica Sentimental de Malanquilla”, de Jesús Marín Rubio. Hasta se recopiló una galería de fotografías dedicadas por personalidades como Manuel Fraga, Raphael o Felipe González. Más de un centenar de artículos en prensa y entrevistas en la radio divulgaron este movimiento cultural. Alberto Montaner, José María y Antonio Sánchez Molledo se encargan del diseño del escudo municipal, autorizado en 1991 por la DGA. En él figura un molino de viento, un haz de espigas y las barras del reino de Aragón, cerrado por corona real española. Tras la desaparición en 2000 de la asociación, en el año 2007 se crea la Asociación Cultural «La Cocuta», que pretende dar continuidad al movimiento cultural tan arraigado en la localidad. Tres años después dejó su actividad. En la actualidad existen dos asociaciones en el pueblo, una de mayores y otra de mujeres que organizan diferentes actividades a lo largo del año y sirven para afianzar la relación social entre los malanquillanos. A ellas se añade una comisión de festejos que organiza las fiestas todos los años durante el verano.


En cuanto al molino de viento la reconstrucción del mismo tardó más de una década en hacerse realidad, y las obras no se ejecutaron de una manera correcta, pero al final se completó. En el año 2003 se rompió el asiento donde se apoya el eje y se cayeron las aspas. Tanto para la reconstrucción inicial como en esta reparación puntual las aspas fueron traídas de Mota del Cuervo. En marzo de 2008, los fuertes vientos causaron graves desperfectos en el palo central, arrancando de nuevo las aspas. Finalmente el 21 de agosto de 2010 tuvo lugar la inauguración oficial del monumento, en cuya reconstrucción integral han colaborado la Diputación Provincial de Zaragoza, el ADRI Calatayud-Aranda y la comarca Comunidad de Calatayud, además del propio Ayuntamiento de Malanquilla. Prames fue la empresa encargada de llevar a buen término el proyecto.


La localidad de Malanquilla cuenta con uno los molinos de viento más grandes de la geografía española. De tipología manchega, su diámetro de 6,7 metros es ligeramente mayor al del resto de los molinos de La Mancha (6 metros). Respondiendo a su clasificación, pertenece al tipo C de Kruger, molinos de viento del tipo Mediterráneo, dispersos por Sicilia, Ibiza, La Mancha y Aragón. Su ubicación es además la más septentrional dentro de este tipo de molinos, siendo uno de los pocos ejemplos dentro de Aragón. El molino de Ojos Negros, en la provincia de Teruel, fue restaurado años después a iniciativa del grupo de Malanquilla y también conserva la misma tipología. El resto se localizan en la provincia de Zaragoza. De todos ellos el de Tabuenca es el único que fue restaurado aunque sin proveerle de aspas, mientras que el resto se encuentran en ruinas: Sestrica, Aguilón, Used, Torralba de Ribota o Bujaraloz. El origen de los molinos de viento está en Oriente próximo, en el siglo VII. Traídos posiblemente por las Cruzadas, pasaron por Europa y llegaron a España. La construcción del molino de Malanquilla data del siglo XVI, cayendo en desuso a partir de 1733, cuando Bijuesca autorizó a los de Malanquilla el uso de los molinos de agua del río Manubles, que permitían su uso de manera más regular que éste que depende del viento.

Consta de planta circular, con tres plantas cuya altura es de unos nueve metros, a lo que se añaden tres más de cubierta de madera. En la parte baja se abren dos accesos adintelados, uno enfrente del otro. En la planta primera se abren varias ventanas, y en la segunda planta se abren al exterior con doce pequeñas ventanas adinteladas en todo su perímetro. En esta planta se encuentran las piedras de molturar el grano, de dos metros de diámetro. Para conexión entre las plantas cuenta con una escalera de caracol. El movimiento de las aspas de doce metros de longitud se transmite a las dos piedras, volandera y solera, entre las cuales se muele el grano. Se cierra en la parte alta con la cubierta en donde se acoplan las aspas, y de donde parte una gran viga de madera que llega al suelo. La techumbre de madera es móvil y se accionaba por un palo de gobierno desde el exterior, con el fin de orientar las aspas a la dirección de viento existente. En su interior se molían cereales como trigo, ordio*, avena o centeno.
*Ordio: Cebada.

Malanquilla está ubicada en las estribaciones de la Comarca de Calatayud, próxima a la provincia de Soria. Situada en las cercanías de la Sierra de la Virgen, y junto al nacimiento de la rambla del Ribota, a 1.052 metros de altitud. El origen de Malanquilla es incierto, si bien se han localizado en su término municipal varios asentamientos ibero-romanos y medievales. Repoblado por Alfonso I, la primera cita documental nos sitúa en 1264. Entre los años 1325 y 1330 Jaime II mandó construir el castillo, del que apenas resta un lienzo de pared. El paso de la guerra junto con la peste hizo diezmar de tal manera la población, que en el año 1429 quedó despoblada por completo. Se repobló pocos años después. También hubo otros pequeños lugarons* a su alrededor que no sobrevivieron a la Edad Media. Fue lugar de realengo, y perteneció a la comunidad de aldeas de Calatayud hasta el año 1837, en que desapareció dicha organización. En el año 1910 se alcanzó la máxima población censada al alcanzar los 628 habitantes. En el siglo XX llegó el ferrocarril a la población gracias a la construcción de la línea Santander-Mediterráneo. Pasó el primer tren en octubre de 1929. En el año 1985 la línea dejó de funcionar. Todavía resta la estación en ruinas, junto a la carretera de acceso.
*Lugarón: Aldea.

Antes de alcanzar el casco urbano, con acceso por un corto camino desde la carretera, está la nevera. Está acostada en la parte alta de la ladera del barranco del Regacho. Este pozo de hielo puede datar del siglo XVII. Parece ser que dejó de utilizarse en el primer tercio del siglo XIX por falta de nieve. En el año 2010 fue restaurada por el ayuntamiento gracias a una subvención del Dirección General de Política Lingüística del Gobierno de Aragón, y en el año 2018 fue colocado un panel interpretativo en tres idiomas, castellano, inglés y aragonés. La documentación procede del estudio llevado a cabo por Javier Martínez Aznar y Miguel Ángel Solà Martín. Se trata de una construcción excavada en la roca, de planta circular y reforzada con mampostería, y cuya parte alta sobresale del terreno levantada con la misma estructura. En su interior su perímetro es de cinco metros, y su altura de ocho metros. Cuenta con dos aberturas: la puerta de acceso, abierta en la actualidad, por donde se extraía el hielo, y una ventana de menores dimensiones en el lado opuesto, ahora cegada, por donde se introducía la nieve directamente del ventisquero. Su objetivo era la recogida de la nieve en invierno que tras su conservación se convertía en hielo, el cual era extraído en primavera o verano. El destino del hielo era la propia localidad, así como los pueblos más cercanos carentes de nevera. Pero también pudo dar servicio a localidades imporantes como Calatayud o Ateca. El uso primordial era terapeútico, además de gastronómico para conservación de alimentos y elaboración de refrescos.

A escasa distancia de la nevera, y más cerca de la carretera, se alza la ermita románica de Santa María Magdalena. En la actualidad es la única construcción románica que se conserva en Malanquilla. La ermita data de finales del siglo XII o principios del XIII. Tras su estado avanzado de ruina, cuando sólo se conservaba parte del ábside, fue llevado a cabo su restauración, en 2015. En la actuación se ha reconstruido únicamente el espacio del ábside conservando los sillares originales, enluciendo el resto, y cubriendo el espacio con techumbre. Los restos de la ermita conservan el ábside semicircular. Conserva cuatro de los doce canecillos lisos con los que contaba. La nave pudo contar con unos veinte metros de largo, pero el abandono anterior redujo la ermita a una sencilla capilla.

En el centro de la localidad se haya la iglesia parroquial de la Asunción. La actual fábrica sustituyó a otra anterior. Se llevó a cabo la obra entre 1588 y 1604, siendo consagrada el 10 de septiembre de 1594 a las 10 horas por el obispo Pedro Cerbuna. Se construyó con piedra sillar en su fachada, y sillarejo en el resto. El templo cuenta con planta de salón con bóvedas de crucería y se remata con cabecera semihexagonal; entre los contrafuertes se abren capillas laterales. A la plaza se abre su portada, formada por pórtico que se cubre con bóveda de crucería. El acceso está formado por un arco de medio punto flanqueado por pilastras adosadas que se culmina con esferas de gusto herreriano. Sobre ella una hornacina con la figura de la virgen de madera. Se culmina con frontón triangular con volutas. A los pies se alza la torre, en planta rectangular. Su último cuerpo sirve para albergar las campanas, 1816, 1848 y dos de 1987, con cuatro vanos de medio punto, uno en cada dirección. Se remata con chapitel realizado en ladrillo y piedra sillar. En el lado opuesto se puede observar el arranque de una torre proyectada que no se llegó a ejecutar. En su interior conserva un conjunto de retablos de los siglos XVI y XVII, muestra de la escultura aragonesa de influencias castellanas. El retablo mayor de estilo renacentista data del siglo XVI. Consta de cinco calles y cuatro cuerpos con escenas de la vida de María con catorce relieves policromados. En la parte central destaca un precioso sagrario con la escena del nacimiento de Jesús. Otro conjunto de gran valor es el retablo de Nuestra Señora del Rosario, ubicado en una capilla lateral. Data de finales del siglo XVI y está compuesto por catorce pinturas sobre tabla de escuela aragonesa con fuerte influencia del pintor italiano Bassano. Fue restaurado en el año 2003 por el taller de restauración de la Diputación Provincial de Zaragoza. A los pies de la nave se alza el coro, que se apoya en arco de diafragma apuntado y siendo cubierto el espacio inferior por bóveda de crucería. Una balaustrada de piedra cierra el espacio en su parte superior.

A las afueras de la población, junto al camino del cementerio se alza la ermita del Cristo del Humilladero. La sencilla construcción de planta rectangular cuenta a los pies con porche cubierto de techumbre de madera. Una portada adintelada le sirve de acceso. Se trata de una sencilla construcción de planta rectangular. En su interior el altar está presidido por un retablo con la figura del titular de la ermita, de gran veneración entre los malanquillanos.

Junto a la carretera, en dirección opuesta al casco urbano está el parque municipal y a escasos metros parte el camino que conduce a la Fuente de los Tres Caños. Tras la revisión de los archivos municipales se descubrió el origen romano de la fuente. La actual obra es de sillería en planta de “L” producto de una remodelación en la Edad Moderna de la fuente romana, que data de los siglos I-III d. C. De aquella época se conserva una inscripción “ST FONSAQUE PFVF”, cuya transcripción todavía no se ha podido descifrar por completo. Uno de los caños de figura de animal también es de la obra original. La fuente se alimenta mediante una canalización de una cisterna, que forma parte de la infraestructura romana. Cabe la posibilidad de que hubiera podido dar servicio a una villa romana. Con reforma siglos después se le añadió abrevadero y lavadero, remodelado hace unos años.

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A poco menos de tres kilómetros del casco urbano, junto a la carretera que conduce a Aranda de Moncayo y Ciria, se alza la Torre de los Moros. En también conocida por los vecinos como la Casa de los Moros. Se trata de la torre defensiva de la aldea llamada Torre de la Calderuela, establecida en ese paraje en 1263 por vecinos de Aranda de Moncayo. De planta rectangular, con dimensiones de 7 por 5 metros de lado, fue construída en mampostería. En la actualidad sus muros no son elevados debido a su estado de ruina, pero todavía conserva algunas saeteras.

Las últimas actuaciones llevadas a cabo en Malanquilla son las obras de conversión de la ruinosa ermita de San Pedro, ubicada en el cerro de la Cocuta, en un refugio forestal. También la restauración y embellecimiento del altar del Santo Cristo del Humilladero. Pero no faltan proyectos para el futuro. Ha sido aprobado por el ayuntamiento el proyecto presentado por Miguel Ángel Solà, Javier Martínez Aznar y Antonio Sánchez Molledo para la creación del Sendero del Agua, la Nieve y el Viento de Malanquilla. Se trata de un sendero de corto recorrido, 3,8 km. y presenta escaso desnivel. El punto de inicio y final del trazado circular parte de la plaza mayor. Su objetivo es servir de conexión del patrimonio del municipio, para su puesta en valor y divulgación. Se inicia con la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y se acerca al cercano solar donde estuvo el antiguo castillo. Después abandona el casco urbano en dirección a la ermita del Santo Cristo del Humilladero. Asciende entre carrascas para visitar la nevera y la ermita románica de Santa María Magdalena. Cruza la carretera y pasa por el molino de viento. Toma el camino del Cerro y desciende hasta la antigua cisterna que abastece a la Fuente de los Tres Caños, volviendo al casco urbano.

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