Alto Alcanadre, un paraíso natural en Guara

Hace unos días disfruté del último veranillo que nos ha ofrecido este año, en el último fin de semana de octubre. Como hacíamos en varias ocasiones al año, un buen amigo y yo no fuimos a disfrutar de la montaña. Elegimos en esta ocasión un lugar paradisíaco, en las entrañas de la Sierra de Guara. El Alto Alcanadre es un rincón poco frecuentado, sólo dos personas vimos en todo el día. Tomamos como punto de partida la localidad de Matidero, cerca de la carretera que recorre la Guarguera, el valle del río Guarga. Un lugar deshabitado donde conviven las ruinas de sus antiguas viviendas con dos casas construidas para uso vacacional. Un pueblo sin vida donde todavía se yergue en pie la iglesia, rodeada de prados.

matideroEl sol iba templando una mañana fresca para dar lugar a un día otoñal precioso y luminoso. Continuamos en dirección al río Alcanadre y enseguida tuvimos que cruzar su cauce pudiendo observar sus aguas cristalinas, acentuadas por las lluvias de los últimos días. La senda avanzaba mientras se alejaba del cauce ofreciendo vistas del frondoso valle poblado por un denso pinar, que se mezclaban con bosques abiertos de caxicos*. Tras visitar la Pardineta de Bibán compuesta por una torre defensiva y una casa en ruinas, llegamos a Binueste. Un pueblo deshabitado que todavía mostraba su encanto. Una calle agrupaba las dos viviendas y la iglesia, a la que se añadían un buen número de construcciones secundarias para otros usos. A pesar de la belleza del lugar y del paisaje que rodea esta aldea, su ubicación alejada de las vías de comunicación hace pensar que la vida es este lugar debía ser complicada y es fácil comprender por qué se quedó sin habitantes.

*Caxico: Quejigo.

binuesteLa senda continuaba atravesando un barranco e insertándose en un bosque mágico. La frondosidad y la humedad lo embargaban todo. Setas y hongos ocupaban los márgenes de la senda haciendo inevitable las sucesivas paradas para observarlas y fotografiarlas. Las había de todos los colores, tamaños y formas, desde las más extrañas hasta las más coloridas, pasando por los tradicionales rebollones.

setaUna vez fuera del paco* llegamos a la parte alta donde alcanzamos el Mirador de la Predicadera. Desde esta atalaya natural se avistaba el río Alcanadre formando un meandro a los pies. También la localidad de Bara, en el valle de Nocito, con las sierras de Balcés y Guara como telón de fondo. Entre ellas precisamente se podía divisar la gran brecha formada a lo largo de siglos por el río Alcanadre, las Gorgas Negras. Este barranco es uno de los lugares más preciados por los barranquistas que acuden a Guara. Se trata de un cañón salvaje enmarcado por paredes verticales, cuyo recorrido necesita de nueve horas de descenso acuático.

*Paco: Umbría.

miradorpredicaderaAhora tocaba bajar y descender de nuevo junto a las aguas del río. Remontamos el valle por una preciosa senda que se alejaba del cauce atravesando bosques frondosos nuevamente salpicados de preciosas setas. Y se acercaba al río donde remansos del río y badinas de aguas de color verde esmeralda sorprendían por su belleza.

rioalcanadreSólo restaba ascender hasta la aldea de Bibán, una más de la larga lista de enclaves en ruinas de toda la zona. En esta ocasión el mal estado de sus viviendas no ofrecía una estampa tan pintoresca. Ahora había que descender para atravesar el río y alcanzar la senda que habíamos utilizado en la ida. En total seis horas de caminata, más las paradas para almorzar, comer y disfrutar de todo lo visto. La recompensa fue el descubrir un lugar paradisíaco, y totalmente desconocido. ¡ Cuánto nos queda todavía por conocer de Aragón !

Aldehuela de Liestos, una lección de cariño y buen hacer

El sábado pasado acudí con unos amigos a visitar un rinconcito de Aragón, como otros muchos prácticamente desconocido, esos que tanto me gustan. ¿Acaso habías oído el nombre de Aldehuela de Liestos alguna vez? Pues existe y está en Zaragoza, en la cabecera del río Piedra. Kilómetros más abajo miles de turistas se agolpan en el monasterio de Piedra, y sin embargo aquí es muy difícil ver algún forano*. Las Hoces del Río Piedra son un paraje natural espectacular, escondido en un paisaje poco atractivo, pero muy accesible para todo el mundo. Dos horas de paseo atravesando un cañón esculpido por las aguas del río, que ahora sólo recorre el agua cuando llueve. El atractivo en sí no es el cauce sino la vegetación que ocupa el fondo del barranco y sus paredes rocosas. Hace medio año el sendero fue acondicionado por la empresa Prames, que como de costumbre ha realizado un excepcional trabajo para disfrutar de este paraje, respetando el medio ambiente. Gracias a ello se puede acceder a uno de los mejores tramos de las hoces, ofreciendo lugares de descanso, informando de la vegetación, señalizando los cruces y construyendo un mirador desde el cual la vista de las hoces deja atónito la visitante. Además acudir en otoño ofrece un aliciente más, la variedad de colorido de los árboles de hoja caduca que alberga el paisaje. Chopos, arces y fresnos varían el color de sus hojas desde el verde, pasando por el amarillo, naranja y rojo. Este lugar no tiene nada que envidiar al otoño de Ordesa, el Moncayo o Añisclo. Y con la ventaja de que aquí puedes disfrutar de ello a solas con la naturaleza.

*Forano: Forastero.

mirador_hocesriopiedra

Sin embargo la tarde nos deparó otra sorpresa. Comimos en un merendero situado en un parque, a la entrada de Aldehuela de Liestos. Y como vimos un letrero del centro social a la entrada del pueblo, decidimos tomarnos un café. Un sencillo pueblo, donde a pesar de sus cincuenta habitantes censados vimos gente por sus calles, y sobretodo dentro del bar, echando la partida y charrando. Enseguida el alcalde, Arcadio Muñoz, que conocíamos por sus apariciones televisivas mostrando las hoces y el cine de su pueblo, se ofreció a enseñarnos el interior de la iglesia. Su interior completamente restaurado estaba espléndido y se apresuró a enseñaros dos cuadros de Francisco Bayeu, tras su recuperación de la falsa* del ayuntamiento y su restauración. En unos minutos la conversación nos atrapó relatando la manera de gobernar de un verdadero político. Funcionario de carrera, se dedica a esta labor sin sueldo alguno y con el objetivo de ver mejorar su pueblo, donde vive. En sólo unos años nos contó todas las mejoras que había conseguido, todo ello según el sentido común. La economía municipal está totalmente saneada; hasta que no tienen los dineros no hacen las obras. Todo adecuado a la población que tienen, sin grandes obras ni infraestructuras que luego no se puedan mantener o que no se usen. Resumiendo, sin desperdiciar el dinero, venga de donde venga, y haciendo partícipes a sus vecinos de los logros. Un modo de proceder en la política tan ejemplar como difícil de ver en la mayor parte de los políticos que nos gobiernan. Así nos va ahora, tras décadas de despilfarro, mala gestión y malversación de fondos públicos. La visita se prolongó hasta la casa consistorial. En el salón de plenos está la biblioteca y se realiza el cine infantil para el verano. Junto al ayuntamiento se encuentra el centro social, lugar de reunión para los vecinos abierto todos los días del año. Allí incluso celebraban algún pleno del ayuntamiento. Pero mientras sus palabras nos atrapaban por su entusiasmo y por nuestro interés por un pueblo tan bien gestionado, nos llevó al pabellón multiusos. Una sala perfectamente insonorizada que servía para todo tipo de actos, y para comidas para 250 personas, ya que al pueblo todavía siguen acudiendo los antiguos vecinos que conservan sus casas en buen estado. Pero lo más sorprendente es que estaba equipada para proyectar cine en 3D a sus vecinos, con la puesta en pantalla de cine de calidad y de actualidad, llevando la cultura a este pueblo tan pequeño y tan escondido de la provincia zaragozana. Incluso nos hizo una prueba de la acústica de la sala, algo sorprendente y para lo cual sería necesario acudir a Zaragoza, y sin embargo aquí lo tienen en su pueblo.

*Falsa: Desván.

arcadiomuñozPero la visita no terminó aquí, ya que a la salida nos entrepuzamos* con una persona mayor que venía de recoger los frutos de su huerto. Enseguida el alcalde nos dijo que era cantautor e insistió en que nos cantara el himno del pueblo, que había compuesto él. Accedió sin mucho vacilar, y le acompañamos a su casa. Santiago Muñoz ha compuesto muchas canciones, entre ellas una que los mismos vecinos han instaurado como el himno de Aldehuela, igual de democrático y de sentimental que la elección del himno de Aragón, vamos. Pero además ha grabado un disco «Alegrías del Pueblo» con veintidós temas de composición propia en los que alterna poemas, jotas y bellas canciones en las que transmite felicidad y contagia el sentimiento de la búsqueda de una vida más agradable. Entramos a su casa y sacó la guitarra. En su pequeño cuarto de estar, nos agolpamos todos en silencio para escuchar a Santiago, con su indumentaria de hortelano, su guitarra y su voz, algo trastocada por algún resfriado pero con la que supo transmitir su peculiar entonación y el buen tañer de su guitarra. Todo ello sin haber estudiado nada de música. Salimos de su casa tras una agradable conversación repasando más cosas de su vida y del pueblo, con el disco en la mano que pudimos llevarnos a nuestra casa, como excelente recuerdo de esta jornada en Aldehuela de Liestos. El cariño recibido en este pueblo será difícil de olvidar, así como el ejemplo del buen hacer de uno de los pocos políticos que ejercen una profesión totalmente desvirtuada, la cual sufrimos a diario todos los ciudadanos.

*Entrepuzar: Tropezarse.

santiagomuñoz