8º Excursión Joréate por Aragón a Malanquilla

Después de casi dos años de parón debido a la pandemia, volvían de nuevo las excursiones de Joréate por Aragón. Desde aquella primera salida en el año 2015 en la que visitamos Susín, una pequeña aldea en Tierra Biescas, muchos han sido los rincones que hemos descubierto de Aragón y muchas las vivencias que conservamos en nuestra memoria y que se pueden consultar en los artículos publicados en este blog. Ésta en cuestión se esperaba con muchas ganas con la esperanza de ir poco a poco dejando atrás esta situación que todo había transformado y las expectativas no fallaron.

El destino de la octava excursión era Malanquilla, una pequeña población de la Comarca Comunidad de Calatayud rayana, es decir, ubicada en la frontera histórica entre los reinos de Castilla y Aragón. Un rincón de Aragón que pudimos comprobar que tiene mucho que ofrecer, y para ello contamos con la inestimable ayuda de un grupo de voluntarios. Malanquilla Rechita llevaba un año empeñado en poner en valor el patrimonio artístico del pueblo ofreciendo visitas guiadas, así como otras muchas acciones relacionadas con el fomento de la actividad económica en la localidad.

El punto de encuentro era el aparcamiento situado junto al parque municipal. Precisamente ésta fue la primera actuación que pudimos ver como resultado de su trabajo. Poco a fueron llegando los vehículos de la treintena de personas que acudieron a la cita, colocando el cartel de lleno en el parking. Tras los días de calor, últimos coletazos del verano, Malanquilla nos recibía con un día excelente. Fresco en sus inicios y soleado, que poco a poco se fue templando.

Tomamos el camino de San Pedro en coche. Una columna de vehículos surcaban los campos en dirección a uno de los lugares más queridos y conocidos por los malanquillanos. Alcanzamos el refugio de San Pedro donde nos agrupamos de nuevo. Todos ya preparados para dar un paseo y hacer cima. El interior del refugio tan bien acondicionado para poder hacer una chuletada, estaba rodeado de abundante arbolado, un entorno que gustó a todos.

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Comenzamos a andar atravesando la zona más frondosa de la ladera, en la que abundaban rosera silvestre*, lavanda, aliagas, enebros e incluso un pequeño bosquete de arces de Montpellier. Le sucedía una pequeña zona abrupta en la que algunos decidieron no arriesgar aunque la mayor parte del grupo llegó a lo más alto. Algunas como Reyes se lo tomaron con calma disfrutando de un café en la subida.

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Allí estaba el punto geodésico de La Cocuta, a 1.302 metros de altitud. Un día perfecto para disfrutar de las vistas. En dirección al norte el monte Entredicho, la zona más boscosa del término municipal, con El Capón como punto más elevado del municipio. Y tras él la Sierra del Tablado y el Moncayo, tierras de frontera entre las provincias de Zaragoza y Soria. Y hacia el sur un paisaje mucho menos agreste donde dominaban los campos de labor con el casco urbano de Malanquilla perfectamente visible.

Tras un animado descenso llegamos de nuevo al refugio de San Pedro. Lo primero fue echar un trago en la fuente de aguas frescas. Un lugar ideal para retomar fuerzas con unos hojaldrados del horno de Villarroya de la Sierra y las tradicionales palmeritas que había elaborado Massiel, una de las fijas en las excursiones de Joréate.

*Rosera silvestre: Rosal silvestre, escaramujo.

Comenzamos el descenso con los vehículos de camino al pueblo. Hicimos un pequeño alto ante otra de las actuaciones de Malanquilla Rechita, el centro geográfico de Malanquilla. Señalizado con un poste vertical, este punto era el punto más céntrico del término municipal. Este verano se había añadido iluminación con una placa solar que permitía visitarlo también de noche, a falta de concluir las obras con la señalización.

Continuamos ruta hasta el molino, donde a mediodía llegaba el plato fuerte de la excursión. De nuevo los vehículos llenaron otro aparcamiento. Otra pequeña intervención que habían realizado recientemente este grupo de voluntarios y que permitía regular el tráfico de los automóviles en el entorno del molino. Como éramos muchos se hicieron dos grupos. Uno de ellos quedó en manos de una de las guías de Malanquilla Rechita para visitar el Molino de viento de Malanquilla, emblema de la localidad. Tuvimos la suerte de poder contar la presencia de la molinera Tomasa y así disfrutar de una visita teatraliza, una de las novedades de este verano en Malanquilla. Una visita en la que se intercalaba a la perfección una visita guiada habitual con las intervenciones de la molinera vestida con su indumentaria tradicional. Meses de trabajo que trasladaban al visitante a los siglos XVI y XVII en los cuales estuvo en funcionamiento el molino de viento, el más grande de los molinos manchegos de la Península Ibérica. Además de aprender mucho sobre el molino de Malanquilla, sobretodo fue muy divertida. Sin duda la labor realizada por aquellos jóvenes que ganaron el concurso televisivo de Misión Rescate en el año 1976, fue una singularidad que marcaba la historia reciente de su reconstrucción en la que no faltó el Ayuntamiento de Malanquilla como otra de las piedras claves.

Mientras tanto el otro grupo se trasladaba a la nevera, situada en las inmediaciones. Ubicada junto al barranco del Regacho y con buenas vistas de la localidad, esta sencilla construcción fue importante para la localidad. La fabricación de hielo en el pueblo servía para curar dolencias y también para su venta lo cual generaba un recurso económico más. Tras la investigación llevada a cabo y su restauración hace más de una década por el ayuntamiento ahora sólo resta su acondicionamiento interior. En la visita nos enteramos tanto de la historia y funcionamiento como de otras muchas curiosidades sobre el uso del hielo en la medicina así como en la elaboración de bebidas refrescantes desde sus inicios hasta la actualidad.

El final de la mañana lo pusieron las fotos en torno al molino de viento, el lugar más fotografiado de Malanquilla.

Llegó la hora de comer y nos trasladamos hasta el parque municipal. Lo que en su día fue una basa* ya hace años se convirtió en un recoleto parque. Siempre presentes las restricciones del covid pudimos comer todos juntos, aunque con cierta distancia y sin poder compartir las viandas como era habitual en este tipo de citas. La sobremesa no fue calmada. Este agradable entorno verde estaba dotado de columpios para los más pequeños y una pista polideportiva que sirvió para un animado partido de futbito entre participantes de diferentes edades. 

*Basa: Balsa.

Llegó la hora del café y nos trasladamos a la plaza. Allí visitamos otro de los lugares de mayor reclamo de la localidad, el gastrobar Malanquilla Inédita, no sólo para los malanquillanos, si no para vecinos de poblaciones cercanas y visitantes. En su interior dos salas decoradas con motivos en torno a la vuelta al mundo. En el exterior una amplia terraza donde teníamos reservadas varias mesas para tomar nuestro café y una de las muchas especialidades de la casa, una de sus tartas. Fue el único momento de relax de la jornada donde pudimos echar la charradica con una temperatura estupenda y saborear las tartas de fresa que nos habían preparado de propio para la excursión.

Pero rápido retomamos la actividad ya que nos habían preparado desde Malanquilla Rechita un campeonato de birlos. Un juego tradicional de la localidad, que seguro será recordado por los participantes por mucho tiempo. A medida que comenzaron las primeras tiradas de ensayo todos fueron acudiendo y haciendo los primeros pinitos en este juego que cautivó a todos. Tras la explicación de las sencillas reglas comenzó el campeonato en el que participaron desde los más peques hasta la más veterana del grupo, Mary. A medida que avanzaban las tiradas se sucedieron las risas por la manera de tirar de algunos y la falta de habilidad de otros, pero no faltaron los aplausos para todos y la emoción por los plenos que hubo. Una hora de dura competición en la cual revolucionamos la plaza, no faltando los espectadores. El ganador, Samuel, obtuvo el trofeo del Campeonato de Birlos de Joréate de Malanquilla. Y se llevaron un pequeño recuerdo de Joréate los siguientes clasificados, Inés, Reyes y Mary.

La jornada no había terminado y todavía quedaban cosas por descubrir en Malanquilla. Los más deportistas no perdieron la oportunidad de jugar al frontón que presidía la plaza, uno de los lugares más concurridos por los malanquillanos. Animadas partidas se sucedieron durante más de una hora en el epicentro de la localidad. La otra opción era bajar hasta el barranco del Regacho para  disfrutar de otro de los atractivos locales. Malanquilla Inédita además de gestionar el bar y estar a punto de poner en marcha un establecimiento de turismo rural, contaba con un establo con varios burros y caballos los cuales ponía a disposición de sus clientes. Además de poder pasar un rato con ellos podían incluso dar un paseo por los alrededores, oportunidad que no desperdiciaron los más pequeños, incluso alguna que otra mayor.

En este lugar cercano al pueblo tampoco faltaron las fotos en el campo de girasoles, un lugar ideal para hacerse buenos retratos con el molino al fondo.

Poco a poco la excursión llegaba a su final. Todavía quedaba visitar la iglesia parroquial de la Asunción, otro de los elementos más notables del patrimonio malanquillano. Presidiendo la plaza, el edificio fue terminado de construir a principios del siglo XVII. Y fue bendecido por el obispo Pedro Cerbuna, fundador además de la Universidad de Zaragoza. En su interior la guía de Malanquilla Rechita nos mostró todos los elementos de interés entre los que destacaba el retablo mayor.

Y para finalizar nos dimos un paseo por los huertos puestos en marcha en torno a la calleja de la Fuente. Otra de las actuaciones impulsadas por Malanquilla Rechita este verano y donde ahora tomates, pimientos, calabacines y cebollas estaban en todo su esplendor. Y también nos mostraron el huerto de la calabazas con buenos ejemplares de color naranja ya preparados para su recolección, a la espera de la llegada de la Noche de Ánimas, la próxima cita festiva que este año se espera con muchas ganas en la localidad tras la suspensión el año pasado por la pandemia.

El punto final lo puso la visita a la fuente de los Tres Caños, de origen romano. En realidad seguro que era un punto y seguido ya que más uno vuelve más adelante, con amigos o familiares, para enseñar lo que puede ofrecer una localidad pequeña y modesta como Malanquilla, recordando la vivencias de esta 8º Excursión de Joréate a Malanquilla.

Desde el equipo de Joréate por Aragón, en nombre de todos los participantes en esta grata jornada, queremos agradecer y felicitar a Malanquilla Rechita su magnífica labor como guías en la visita, y al Ayuntamiento de Malanquilla por su colaboración en la organización, así como por el trabajo realizado día a día para impulsar y poner en valor todo el patrimonio malanquillano y poder compartirlo con todos los visitantes.